UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com
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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />
http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />
resplandor que observamos en un tren cuando estamos a punto de<br />
salir de un túnel... Es el preludio de la absoluta claridad.<br />
Peter Lord dijo con voz ronca:<br />
—¿Qué es lo que le dijo?<br />
—Me habló de su infancia..., de cuando jugaba aquí, en este jardín, y<br />
entablaba batallas encarnizadas con su primo Roderick. Su enemistad<br />
consistía en que a él le gustaban las rosas blancas de York..., frías y<br />
austeras, y ella, según me dijo, prefería las rojas, las rosas<br />
sangrantes de Lancaster. Las rosas carmesíes, que tienen fragancia,<br />
color, pasión y calor... Y ésa, amigo mío, es la diferencia entre Elinor<br />
Carlisle y Roderick Welman.<br />
—Y eso... ¿explica algo?<br />
Poirot murmuró:<br />
—Eso explica que Elinor Carlisle..., que es apasionada y orgullosa y<br />
que amaba desesperadamente a un hombre que no era capaz de<br />
amarla...<br />
Peter Lord tartamudeó:<br />
—No..., no le... <strong>com</strong>...pren... do.<br />
Poirot afirmó:<br />
—Pero yo sí <strong>com</strong>prendo... a ella. Comprendo a los dos. Volvamos a<br />
aquel claro entre los arbustos.<br />
Cuando llegaron allí, Poirot quedó inmóvil durante unos instantes. El<br />
doctor Lord no le quitaba los ojos de encima.<br />
El detective suspiró profundamente.<br />
Dijo:<br />
—Es tan simple, en realidad... ¿No se da cuenta, amigo mío, de lo<br />
sofístico de su razonamiento?... Según mi teoría..., alguien..., un<br />
hombre... que había conocido a Mary Gerrard en Alemania vino con el<br />
propósito de matarla... ¡Mire, amigo mío, mire! Use sus ojos físicos,<br />
ya que es incapaz de ver con los del espíritu... ¿Qué ve desde aquí...?<br />
Una ventana, ¿verdad? Y en aquella ventana... una muchacha. Una<br />
muchacha que prepara unos emparedados... Es decir, Elinor Carlisle.<br />
Ahora piense un momento en esto: ¿Cómo pudo saber el hombre que<br />
acechaba que aquellos emparedados estaban destinados a Mary<br />
Gerrard...? Nadie lo sabía..., excepto Elinor Carlisle... Mary Gerrard y<br />
la enfermera Hopkins lo ignoraban también.<br />
Hizo una pausa, y prosiguió:<br />
—Así, pues, admitiendo que hubo aquí un hombre que acechaba el<br />
acto de Elinor Carlisle..., ¿qué podía pensar al <strong>com</strong>eter ese acto de<br />
envenenar el emparedado?... No podía pensar sino que era la propia<br />
Elinor Carlisle la que se proponía <strong>com</strong>érselos.