UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com
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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />
http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />
2<br />
MARY GERRARD<br />
I<br />
Mistress Welman yacía apoyada en sus bien mullidas almohadas.<br />
Respiraba con cierta dificultad, pero no estaba dormida. Sus ojos,<br />
profundos y azules <strong>com</strong>o los de su sobrina Elinor, miraban con fijeza<br />
al techo de la habitación. Era una señora gruesa y anciana, con un<br />
perfil de halcón, aunque agradable. En su rostro se leían el orgullo y<br />
la determinación. Bajó la vista y la dirigió hacia la figura que había<br />
junto al balcón. Pareció <strong>com</strong>placerse en la contemplación de aquélla.<br />
Finalmente dijo:<br />
—¡Mary!<br />
La muchacha se volvió con presteza.<br />
—¿Está usted despierta, mistress Welman?<br />
La anciana respondió, sonriendo:<br />
—Naturalmente... No he dormido en absoluto...<br />
—¡Oh!... Créame que no lo sabía... Yo creía que...<br />
Mistress Welman le interrumpió:<br />
—No te disculpes, tontina... Estaba pensando..., pensando muchas<br />
cosas...<br />
—¿Sí, mistress Welman?<br />
La mirada de simpatía y el interés que demostraba la voz de la<br />
muchacha hicieron que se suavizara, hasta adquirir una expresión de<br />
ternura, la dureza del rostro de la enferma. Dijo suavemente:<br />
—Te quiero mucho, hijita. Eres muy buena para mí.<br />
—¡Oh, mistress Welman!... ¡Usted sí que ha sido buena para mí! Si<br />
no hubiese sido por usted, no sé lo que habría hecho. Usted ha hecho<br />
todo por mí.<br />
—No sé... No sé... —dijo la enferma, y agitó nerviosamente su brazo<br />
derecho. El izquierdo reposaba sobre el lecho, inerte, sin vida—. He<br />
querido obrar lo mejor que he podido contigo... Pero... ¡no es tan fácil<br />
saber qué es lo mejor... y lo más conveniente!... Siempre he confiado<br />
demasiado en mí misma...<br />
Mary Gerrard repuso afectuosamente:<br />
—Usted sabe siempre qué es lo justo y lo conveniente.<br />
Laura Welman movió su alba cabeza.<br />
—No..., no. Estoy muy preocupada... Todos tenemos nuestros<br />
defectos... Yo soy muy orgullosa... Y el orgullo es un pecado<br />
gravísimo. Mi sobrina Elinor es muy orgullosa también... ¡Ah, niña