UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com
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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />
http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />
ligeramente. Quedó mirando a Poirot con fijeza. Luego dijo:<br />
—Creía que intentaba usted ayudarla.<br />
Hércules Poirot repuso:<br />
—En efecto; pero debemos afrontar los hechos. Usted, mister<br />
Welman, debe de haber preferido siempre no afrontar las verdades<br />
desagradables.<br />
Roddy replicó:<br />
—¿Por qué había de atormentarme considerando el lado peor de las<br />
cosas?<br />
Hércules Poirot contestó gravemente:<br />
—Porque a veces es necesario —hizo una pausa y prosiguió—:<br />
Admitiendo la posibilidad de que su tía falleciese a consecuencia de<br />
haber ingerido una dosis exagerada de morfina, ¿qué sucedería?<br />
Roddy movió la cabeza, confundido.<br />
—No sé.<br />
—Intente pensar. ¿Quién pudo habérsela dado? ¿No quiere confesar<br />
que sólo Elinor Carlisle tuvo esa oportunidad?<br />
—¿Y las enfermeras?<br />
—Cualquiera de ellas pudo hacerlo, indudablemente. Pero la Hopkins<br />
se dio cuenta de la desaparición del tubo y lo mencionó<br />
oportunamente. No necesitaba hacerlo. Ya habían firmado el<br />
certificado de defunción. ¿Por qué había de llamar la atención sobre la<br />
morfina desaparecida si hubiese sido culpable? La amonestarían<br />
severamente por su negligencia, y si ella la hubiese envenenado era<br />
una insensatez hablar de la desaparición de la morfina. Lo mismo<br />
podemos decir de la O'Brien. Pudo perfectamente tomar la droga de<br />
la cartera de la Hopkins y administrarla a la enferma; pero,<br />
dígame..., ¿para qué?<br />
Roddy movió la cabeza, aturdido.<br />
—¡Tiene razón!<br />
Poirot continuó:<br />
—También hay que contarle a usted.<br />
Roddy dio un respingo, <strong>com</strong>o un caballo nervioso.<br />
—¿A mí?<br />
—Claro que sí. Usted también pudo extraer la morfina. También pudo<br />
darla a mistress Welman. Estuvo solo con ella durante un corto<br />
espacio de tiempo; pero otra vez me pregunto: ¿Por qué había de<br />
hacerlo usted? Si ella hubiese vivido lo suficiente para hacer<br />
testamento, es más que probable que le hubiese dejado algo. Así,<br />
pues, no hay motivo. Sólo dos personas podían estar interesadas en<br />
que muriera antes de hacerlo.<br />
Los ojos de Roddy se iluminaron.<br />
—¿Dos personas?<br />
—Sí. Una era Elinor Carlisle.<br />
—¿Y la otra?