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UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com

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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />

http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />

Poirot dijo suavemente:<br />

—Fue entonces, ¿no es verdad? Cuando usted miró por la ventana y<br />

la vio haciendo el testamento. Fue entonces, ¿no es cierto?, cuando<br />

se le ocurrió lo divertido y lo conveniente que sería si Mary Gerrard<br />

muriese por casualidad...<br />

Elinor dijo en voz baja, sofocada:<br />

—Él lo adivinó..., él me miró y lo adivinó.<br />

Poirot dijo:<br />

—El doctor Lord sabe mucho... No es ningún necio ese joven de<br />

rostro pecoso y cabello rojizo...<br />

Elinor preguntó en voz baja:<br />

—¿Es cierto que él le ha mandado venir para que me ayude?<br />

—Es verdad, mademoiselle.<br />

Ella suspiró, y dijo:<br />

—No lo entiendo. No, no lo entiendo.<br />

Poirot dijo:<br />

—Escuche, miss Carlisle. Es necesario que usted me diga lo que<br />

ocurrió el día de la muerte de Mary Gerrard; adonde fue usted, lo que<br />

hizo; más aún: quiero conocer hasta lo que usted pensó.<br />

Ella le miró con fijeza, asombrada. Luego, lentamente, una sonrisa<br />

asomó a sus labios. Contestó:<br />

—Usted debe de ser un hombre increíblemente simplote. ¿No<br />

<strong>com</strong>prende usted cuan fácil me sería mentirle?<br />

Hércules Poirot repuso plácidamente:<br />

—No importa.<br />

Estaba perpleja.<br />

—¿No importa?<br />

—No. Pues las mentiras, mademoiselle, dicen a un oyente tanto <strong>com</strong>o<br />

la verdad. A veces dicen más. Vamos, vamos, <strong>com</strong>ience. Encontró<br />

usted a su ama de llaves, a la excelente mistress Bishop. Quería ir a<br />

ayudarla. Usted no se lo permitió. ¿Por qué?<br />

—Quería estar sola.<br />

—¿Porqué?<br />

—¿Por qué? ¿Por qué? Porque yo quería... pensar.<br />

—Quería usted pensar..., sí. ¿Y qué hizo después?<br />

Elinor, con la barbilla erguida retadoramente, contestó:<br />

—Compré un poco de pasta para emparedados.<br />

—¿Dos botes?<br />

—Dos.<br />

—Y fue a Hunterbury. ¿Qué hizo allí?<br />

—Subí al cuarto de mi tía y empecé a examinar sus objetos<br />

personales.<br />

—¿Qué encontró?<br />

—¿Qué encontré? —replicó, y frunció el ceño—. Ropas, cartas,<br />

retratos, joyas...

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