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UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com

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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />

http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />

III<br />

El doctor Lord era un hombre de treinta y dos años de edad, cabellos<br />

ondulados, un rostro simpático y agradable, aunque feo y pecoso, y<br />

una mandíbula notablemente cuadrada. Sus ojos eran vivos y<br />

penetrantes, de color azul claro.<br />

—¡Buenos días, mistress Welman! —dijo al entrar.<br />

—¡Buenos días, doctor Lord! Ésta es mi sobrina, miss Carlisle.<br />

Una expresión de inmensa admiración apareció en el rostro<br />

transparente del doctor. Se inclinó ligeramente y dijo:<br />

—¿Cómo está usted?<br />

Y tomó con infinito cuidado la mano que le extendía Elinor, <strong>com</strong>o si<br />

temiera romperla.<br />

Mistress Welman prosiguió:<br />

—Elinor y mi sobrino han venido para darme ánimos.<br />

—¡Espléndido! —exclamó sinceramente el doctor—. Esto es<br />

precisamente lo que usted necesitaba.<br />

Continuaba mirando a Elinor, entusiasmado.<br />

Elinor dijo, aproximándose a la puerta:<br />

—¿Le veré antes de marcharse, doctor Lord?<br />

—¡Oh..., sí..., sí..., claro!<br />

La muchacha salió y cerró la puerta. El doctor se acercó al lecho de la<br />

enferma. La enfermera O'Brien le a<strong>com</strong>pañaba.<br />

Mistress Welman dijo, haciendo un guiño:<br />

—¿Va a empezar ya con todos los timos de su profesión, doctor?...<br />

Pulso, respiración, temperatura... ¡Qué charlatanes son ustedes!<br />

La enfermera O'Brien dijo, suspirando:<br />

—¡Oh, mistress Welman..., qué cosas le dice usted al doctor!<br />

El doctor Lord le guiñó un ojo:<br />

—Mistress Welman lee en mi corazón <strong>com</strong>o en un libro abierto... De<br />

todas formas, mi buena señora, no tengo más remedio que seguir<br />

con mi rutina. Lo malo en mí es que nunca seré correcto a la<br />

cabecera de un lecho.<br />

—Usted es perfectamente correcto. Y sé que, en realidad, está usted<br />

orgulloso de su <strong>com</strong>portamiento.<br />

Peter Lord chascó la lengua y observó:<br />

—¡Eso es lo que usted dice!<br />

Después de unos minutos de silencio, que el doctor empleó en<br />

auscultar detenidamente a la enferma, Lord se sentó en un sillón,<br />

junto a la cama, y exclamó, sonriendo:<br />

—¡Está usted estupenda!<br />

Laura Welman inquirió:<br />

—¿Cree usted que podré levantarme dentro de unas cuantas

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