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UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com

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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />

http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />

La hermana de mi madre, que vive en Nueva Zelanda, es enfermera.<br />

Como usted ve, lo llevo en la sangre.<br />

—¿Por qué no aprende a dar masajes? —sugirió la enfermera<br />

Hopkins—. A usted le gustan los niños. Con el masaje podría ganar<br />

mucho dinero.<br />

Mary contestó, titubeando:<br />

—Debe de ser muy caro aprender, ¿verdad? Yo esperaba..., pero<br />

temo abusar de ella... Ya ha hecho bastante por mí.<br />

—¿Se refiere a mistress Welman? No diga tonterías. Tengo la<br />

convicción de que ella no hará más que cumplir con su deber. Le ha<br />

dado una educación superficial..., ya que no la ha puesto en<br />

condiciones de ganarse la vida por sí sola. ¿Por qué no se dedica a<br />

dar clases?<br />

—No me creo lo suficientemente capacitada.<br />

—¡Lo que le pasa a usted es que es excesivamente tímida! Siga usted<br />

mi consejo, Mary. Tenga paciencia, que, <strong>com</strong>o le he dicho, mistress<br />

Welman está obligada a proporcionarle los medios de ganarse su<br />

subsistencia honradamente. Tengo la seguridad de que ella tiene esa<br />

intención. Se ha encariñado tanto con usted que, por ahora, no le<br />

permitiría, en modo alguno, que se marchara de su lado.<br />

—¿Lo cree usted de veras? —preguntó Mary, tartamudeando de<br />

emoción.<br />

—No tengo la menor duda de ello. La pobre señora se encuentra<br />

incapaz de hacer el más leve movimiento, con todo un lado<br />

paralizado..., y está desesperada cuando no tiene a nadie que la<br />

distraiga. Con usted posee una <strong>com</strong>pañera ideal, que no podría pagar<br />

con todo el dinero que tiene.<br />

Mary murmuró en voz baja:<br />

—Si piensa usted de veras lo que dice..., me tranquiliza... ¡Quiero<br />

tanto a mistress Welman!... ¡Ha sido siempre tan buena para mí!...<br />

Sería capaz de cualquier cosa por ella!<br />

La enfermera Hopkins repuso secamente:<br />

—Entonces, lo mejor que puede hacer es permanecer igual que está y<br />

no preocuparse... ¡No estará así mucho tiempo!...<br />

Mary se sobresaltó:<br />

—¿Quiere usted decir...?<br />

—Ahora se encuentra muy repuesta..., pero no durará mucho esa<br />

mejoría. No tardará en tener un segundo ataque y luego un tercero...<br />

Lo sé por experiencia. Tenga paciencia, hija mía; procure endulzar los<br />

últimos días de la anciana enferma, y ésa será la mejor acción que<br />

habrá hecho usted en toda su vida. Luego podrá dedicarse a buscar<br />

un empleo adecuado a sus conocimientos.<br />

—Es usted muy amable —dijo Mary.<br />

—¡Mire! —exclamó la enfermera Hopkins—. Ahora sale su padre del<br />

pabellón y no parece que piense pasar el día agradablemente, por lo

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