UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com
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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />
http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />
III<br />
Cuando la enfermera Hopkins, agradablemente estimulada por el té y<br />
las meditaciones románticas, salió de la suntuosa residencia, Mary<br />
Gerrard corrió tras ella hasta llegar a su lado.<br />
—¿Me permite que vaya hasta el pueblo con usted?<br />
—Naturalmente, Mary querida.<br />
Mary Gerrard dijo casi sin aliento:<br />
—Tengo que hablarle. ¡Estoy tan preocupada!<br />
La vieja enfermera la miró cariñosamente.<br />
A los veintiún años, Mary Gerrard era una criatura encantadora, con<br />
la irrealidad de la rosa silvestre flotando a su alrededor <strong>com</strong>o una<br />
aureola; poseía un cuello largo, <strong>com</strong>o de cisne, y nacarado; sus<br />
cabellos, de color de oro, enmarcaban su cabeza exquisitamente<br />
modelada, cayendo en bucles que reflejaban la luz del sol. Sus ojos,<br />
de un color azul oscuro, chispeaban inteligentes.<br />
La enfermera Hopkins preguntó:<br />
—¿Qué pasa, querida?<br />
—Pues me pasa que va transcurriendo el tiempo y no hago nada.<br />
—¿Cree que no tendrá tiempo para hacer algo?<br />
—Bien, pero no voy a estar siempre así. Mistress Welman es<br />
demasiado bondadosa. Mi permanencia en el colegio y en el<br />
extranjero debe de haberle ocasionado gastos enormes. Ahora<br />
quisiera empezar a ganarme mi pan. Quiero aprender algo de<br />
provecho.<br />
La enfermera movió la cabeza asintiendo.<br />
—Estoy malgastando mi tiempo y mi juventud. He intentado explicar<br />
mis intenciones a mistress Welman, pero no quiere <strong>com</strong>prenderme.<br />
Dice, <strong>com</strong>o usted, que ya tendré tiempo sobrado.<br />
—Tenga en cuenta que está enferma.<br />
Mary se ruborizó, contristada.<br />
—Sí, y supongo que no debo contrariarla en nada. Pero es fastidiosa<br />
esta situación, ¡y papá es tan brutal a veces! Siempre está<br />
burlándose de mí por ser una señorita holgazana. No puedo continuar<br />
así.<br />
—Ya lo veo.<br />
—Lo malo es que el aprendizaje de un oficio siempre exige un gasto<br />
que yo no puedo hacer. Conozco el alemán bastante bien y tal vez<br />
me sirva para algo. Pero mi idea es hacerme enfermera en un<br />
hospital. Me gusta cuidar a los enfermos.<br />
La enfermera replicó con terrible crudeza:<br />
—Tenga en cuenta que para eso hace falta un estómago de camello.<br />
—No me importa. Yo soy fuerte. Y tengo aptitudes para enfermera.