UN TRISTE CIPRÉS Agatha Christie - GutenScape.com
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Digitalizado por kamparina para Biblioteca-irc en Enero de 2.004<br />
http://biblioteca.d2g.<strong>com</strong><br />
5<br />
MARY HACE TESTAMENTO<br />
I<br />
La enfermera Hopkins dijo emocionada:<br />
—¡Ha sido un funeral magnífico!<br />
Su colega O'Brien respondió:<br />
—En efecto. ¡Y las flores! ¿Ha visto usted alguna vez tantas flores y<br />
tan preciosas <strong>com</strong>o aquéllas? Una corona de lilas blancas y una cruz<br />
de rosas amarillas. ¡Maravillosas!<br />
La Hopkins suspiró y dio un mordisco a un bizcocho de manteca que<br />
tenía en la mano. Las dos enfermeras se hallaban ante una mesa del<br />
café El Caballito Azul.<br />
La enfermera Hopkins continuó:<br />
—Miss Carlisle es una muchacha generosa. Me ha hecho un regalo<br />
espléndido, aunque no estaba obligada a ello.<br />
—Sí, es una muchacha generosa y muy amable —confirmó la<br />
enfermera O'Brien con calor—. Yo detesto la tacañería.<br />
La enfermera Hopkins dijo:<br />
—Ha heredado una gran fortuna.<br />
—Sí —respondió la O'Brien alentadoramente.<br />
Quedaron silenciosas un momento, y la enfermera O'Brien dijo:<br />
—Es extraño que mistress Welman no hiciese testamento.<br />
—Debieran obligar a la gente a que lo hiciese. De esta forma se<br />
evitarían muchos disgustos.<br />
—Quisiera saber —interrumpió O'Brien— a quién habría dejado su<br />
dinero mistress Welman en caso de que hubiera hecho testamento.<br />
La Hopkins aseguró:<br />
—Yo sólo sé una cosa.<br />
—¿Cuál?<br />
—Que habría dejado una buena suma a Mary... Mary Gerrard.<br />
—Sí, tienes razón. La noche en que llegó miss Carlisle, cuando<br />
intentaron tranquilizar a la pobre enferma y, cogiéndole una mano, le<br />
preguntó para qué quería que fuese el abogado, mistress Welman<br />
dijo: «¡Mary..., Mary!...» Y miss Elinor inquirió: «¿Mary Gerrard?» Y<br />
luego dijo que Mary recibiría lo que le correspondiera.