Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART
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—Puedo explicártelo. Yo…<br />
—Tranquila. —Leif apoyó el brazo en el borde del piano, tomó otro<br />
sorbo de cerveza y me clavó la mirada—. Técnicamente yo también soy un<br />
fugitivo. Al rey le encantaría que volviese y que acarreara bloques de<br />
cemento a la espalda como un burro.<br />
Estrujé el papel. No sabía si darle las gracias o disculparme. Yo, una<br />
desconocida, me había introducido en su campamento, poniéndolos a todos<br />
en peligro, y había mentido.<br />
—Lo único que pretendíamos era hacer un alto para descansar de<br />
camino a Califia.<br />
Leif me evaluó de arriba abajo, pero ya no había censura en su<br />
mirada, sino interés.<br />
—Eres la última persona que imaginaría perseguida por el rey. ¿Qué<br />
hiciste? ¿Mataste a un guardia, o secuestraste a una profesora? No te<br />
buscan solo por huir. —Sonreía con expresión traviesa. No me parecía que<br />
fuese motivo de orgullo matar a alguien, pero él estaba fascinado: la imagen<br />
que tenía de mí había cambiado de repente y los nuevos matices daban lugar<br />
a una inesperada profundidad.<br />
—Prefiero no decirlo. —Me puse nerviosa al pensar en la ciudad y en el<br />
hombre cuyo rostro presidía los salones del colegio, encuadrado en marcos<br />
dorados.<br />
Leif pulsó las teclas con fuerza, arrancando notas que resonaron en el<br />
silencio, y dijo:<br />
—Conozco las atrocidades que cometen, tal vez mejor que nadie. Es<br />
una tortura vivir como comadrejas bajo tierra, sabiendo que en la Ciudad de<br />
Arena todo son fiestas, centros de vacaciones y piscinas llenas de agua<br />
purificada. Y ni siquiera te imaginas los campamentos. —Dejó de jugar con<br />
las teclas y fijó la vista en un reloj que había sobre el piano. La humedad<br />
cubría la esfera, y las manecillas se habían detenido a las 11:11 horas—. Yo<br />
tenía un hermano, que se llamaba Asher…<br />
—Ya lo sé —dije con amabilidad. Los sonidos del exterior llegaron<br />
hasta nosotros: los chicos correteaban por el bosque, jugando al pillapilla<br />
con gran alborozo—. Caleb me contó… —Miré hacia la ventana, pero no vi a<br />
Caleb; todo estaba oscuro.<br />
Leif deslizó los dedos sobre el piano, siguiendo las vetas de la madera.<br />
—Asher. Hace mucho tiempo que no pronuncio su nombre —susurró,<br />
casi para sí—. Nuestra madre nos tocaba el piano. Recuerdo que nos<br />
metíamos debajo de la mesa del comedor y veíamos los pies de nuestro padre<br />
sobre el sofá mientras leía y los de mi madre apoyados en los pedales.<br />
Jugábamos con nuestros coches de plástico cuando ella tocaba. —Cogió la<br />
lengüeta de la lata y la movió de un lado para otro—. ¿Has pensado alguna