Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART
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noche anterior al formular preguntas que no me apetecía responder.<br />
—Escucha, Caleb —comenté llamándolo por su nombre—.<br />
Agradecemos tu ayuda, pero no te hemos pedido nada.<br />
—Sí, ya me lo has dicho antes: hace una hora…, esta mañana… y<br />
cuando aceptaste ir al campamento —repuso él—. Os quedaréis una noche,<br />
os aprovisionaréis de nuestra comida, y luego yo os acompañaré hasta la<br />
ruta ochenta para que continuéis hacia Califia. Lo he entendido<br />
perfectamente.<br />
Nos condujo hasta otra carretera que desembocaba en una fila de<br />
casas ruinosas. La riada las había inundado, dejando una marca marrón en<br />
la ripia de los tejados a treinta centímetros por encima de las puertas. Sobre<br />
una fachada de ladrillos había un mensaje escrito con espray: «ME MUERO.<br />
¡SOCORRO!».<br />
—¿Tenéis hambre? —preguntó Caleb.<br />
Sin darnos tiempo a responder, subió unos peldaños rotos y entró en<br />
la casa.<br />
—Supongo que es hora de comer… —murmuró Arden, y lo siguió.<br />
El suelo de madera del interior estaba combado y partido, y en las<br />
paredes crecía un moho negruzco. Me tapé la nariz con la camiseta para<br />
protegerme del olor. En un rincón de la estancia había un gigantesco<br />
armazón de no se sabía qué, cuyo desvencijado panel delantero tenía forma<br />
de estrella.<br />
—¿Qué es eso? —quise saber, señalándolo.<br />
Caleb recorrió la sala, pisoteando libros empapados y montoncitos de<br />
porquería podrida, y Arden y yo lo seguimos con cierta prevención.<br />
—Un televisor —respondió cuando llegamos a la puerta de la cocina.<br />
Asentí, aunque conocía el término difusamente. Tenía aspecto de<br />
haber contenido algo valioso. El desvencijado sofá estaba frente a él, como si<br />
la familia se sentase allí a mirarlo.<br />
Todos los armarios de la cocina estaban abiertos y los estantes<br />
sembrados de cubiertos de plástico sucios y latas vacías. Había varias sillas<br />
en el suelo, cuyos desgarrados asientos dejaban a la vista sus grisáceas y<br />
enmohecidas entrañas; el techo se caía a trozos.<br />
—Vete con cuidado —susurró Arden, tirando de mí y señalando un<br />
agujero en el suelo por el que había estado a punto de colarme.<br />
Caleb saltó sobre el hueco y se dirigió a una escalera que conducía a<br />
un oscuro sótano.<br />
—Voy a ver si hay algo abajo.<br />
Mientras Arden fisgoneaba por la sala, me acerqué a un frigorífico que