Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART
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«Vete —pensé, y rogué que la luz se apartase de mi pie—. No estás<br />
viendo nada». Cerré los ojos y oí otra voz a lo lejos, gritando algo. Parecía una<br />
pregunta.<br />
—No —respondió el hombre tras unos instantes. La luz desapareció—.<br />
Nada.<br />
Oí pasos al otro lado del parabrisas, y poco después el bosque quedó<br />
en silencio. Nos quedamos allí, acurrucados debajo del asiento roto, hasta<br />
que dejó de llover.<br />
—Tal vez haya comida aquí dentro —dijo Caleb al fin y, estirando las<br />
piernas, apartó el asiento—. Ayúdame a buscar.<br />
Palpé en la oscuridad, procurando no acercarme al esqueleto del<br />
piloto. Al poco rato encontré una especie de cuerda y una caja metálica<br />
bastante grande.<br />
—¿Esto? —pregunté entregando mis hallazgos a Caleb.<br />
Él agitó la caja. Tras un ruido retumbante, se encendió una luz.<br />
—Muy bien —respondió con una sonrisa—. Una linterna. ¿Ves? —La<br />
cogió por el asa y la enroscó; la luz se hizo más intensa.<br />
Mientras vaciábamos el contenido de la caja en el suelo, rebuscando<br />
entre latas y bolsas de papel de aluminio, estudié su rostro. El río le había<br />
limpiado casi toda la suciedad de la piel, en ese momento lustrosa y suave;<br />
unas cuantas pecas moteaban el caballete de su nariz. Me resultaba<br />
imposible apartar la vista de sus fuertes y angulosos rasgos, ni de los huesos<br />
que se le adivinaban bajo la piel. Sabía que debía temerlo, y sin embargo,<br />
sentía fascinación. ¿Cuál era la palabra que la profesora había utilizado<br />
para describir a su marido, aquella de la que Pip y yo nos reíamos en el<br />
colegio? Caleb, a pesar de llevar las uñas negras y el pelo enredado, era<br />
casi… ¡guapo!<br />
Me dio una bolsita de papel de aluminio.<br />
—¿Y ahora por qué sonríes? —preguntó con curiosidad.<br />
—Por nada —me apresuré a responder. Acerqué la bolsa a los labios y<br />
sorbí el agua caliente.<br />
—¿Es esa la cara que pones cuando te persiguen soldados armados?<br />
—Se restregó la piel para secarse la lluvia de los brazos, los hombros y el<br />
pecho—. ¿Acaso te parece divertido?<br />
—Olvídalo.<br />
Abrió entonces una lata de papilla marrón.<br />
—¿O acaso… —continuó diciendo mientras lamía la tapa—, me<br />
sonríes a mí?<br />
—Ni de broma. —Observé cómo se acercaba la lata a la boca y vaciaba