Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART
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—¡Ánimo, ánimo! —gritó Benny.<br />
Los que estaban detrás de nosotros se acercaron al precipicio, bañado<br />
por el resplandor rosáceo del sol poniente. Unos cuantos muchachos de<br />
doce años se pusieron a batir palitos al mismo tiempo, haciendo un sonido<br />
de ¡plas, plas, plas! cada vez más rotundo.<br />
Cuando los chicos se acercaron a la orilla, una desvencijada canoa<br />
conducida por Leif y Caleb rodeó los árboles que había detrás de ellos. Los<br />
mayores del campamento, que se habían pintado de negro la cara y rayas en<br />
las mejillas y en el caballete de la nariz, los seguían en otras cuatro<br />
embarcaciones. Al distinguir a Caleb, que luchaba contra la corriente, una<br />
alegría fugaz se apoderó de mí.<br />
De todas las cosas que la profesora Agnes había malinterpretado, solo<br />
reconocí una equivocación en su momento. «La felicidad es la expectativa de<br />
una futura felicidad», había dicho mientras nos mostraba un ejemplar de<br />
Grandes esperanzas. Recordé entonces el día en que Ruby encontró un<br />
gatito entre la maleza; hacíamos turnos para acariciarle la suave piel del<br />
vientre o para sostenerlo en nuestro regazo. Recordé también cómo<br />
apilábamos nuestros colchones, después de que la directora se fuese a<br />
dormir, formando una torre sobre la cama de Pip. Conocía la sensación de<br />
saltar, el impulso de los muelles bajo mis pies, la experiencia de caer riendo<br />
a carcajadas. «No; la felicidad es un instante», pensé entonces, y de nuevo<br />
ahora, al ver a Caleb alzar la vista y dedicarme una sonrisa amable y<br />
magnífica.<br />
Aaron llegó a la ribera del lago y corrió chapoteando con el agua a la<br />
altura de las rodillas. Lo seguía Michael, luego Charlie y, por último, Kevin.<br />
Este hizo visera con la mano para protegerse del sol, caminando con<br />
cuidado, pues no llevaba las gafas. Los cuatro se abalanzaron sobre unas<br />
ramas de árbol para coger la lanza de cada cual, cuyas puntas se hundían<br />
en la arena.<br />
—¡Fijaos en ellos! —gritó Silas, tirando del tutú.<br />
Michael fue el primero en coger su lanza y arrojarla al aire. Una a una<br />
las armas volaron, y ellos se agacharon, agotados. Silas y Benny se alejaron<br />
de nosotras y siguieron a los chicos más jóvenes por el borde del sendero,<br />
donde aclamaron a Aaron, Kevin, Michael y Charlie.<br />
La canoa de Leif y Caleb arribó a la orilla, rozando el fondo contra las<br />
<strong>roca</strong>s, y ambos se abrieron paso entre los emocionados chicos, para<br />
aproximarse hasta donde se hallaban los nuevos cazadores. Caleb captó mi<br />
atención y esbozó una sonrisa imperceptible, y yo dibujé un breve «hola» con<br />
los labios.<br />
—Se te han puesto las orejas coloradas. —Arden me dio un codazo—.<br />
Reacciona, <strong>Eve</strong>. —Me arreglé el cabello, atusándome los largos mechones<br />
castaños a ambos lados de la cara.