Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART
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Dieciséis<br />
Cuando llegamos a la orilla del lago, Caleb se quitó la camiseta y se<br />
lanzó al agua con las piernas juntas, pataleando bajo la reluciente<br />
superficie. A continuación se adentró en aguas más profundas hasta que<br />
desapareció bajo la intensa negrura.<br />
Esperé. Pasó un minuto. Pasó otro. Escudriñé el agua, pero no lo vi<br />
por ningún lado.<br />
—¡Caleb! —lo llamé. Me acerqué a la orilla, buscando señales de él,<br />
pero en el lago reinaba una quietud fantasmal.<br />
Por fin emergió, casi a cien metros de mí, rodeándole la cabeza la<br />
blanca espuma en que se había convertido el agua. Solté un profundo<br />
suspiro, tomando aire al mismo tiempo que él, como si yo también hubiese<br />
contenido la respiración.<br />
—¡Presumido! —grité.<br />
Me quité la peluda toalla de los hombros, desvelando el «bañador» que<br />
había improvisado para nadar: unos vaqueros cortos debajo de la rozada<br />
sudadera del colegio, rota donde antes estaba el emblema. Lo había cortado<br />
esa misma mañana con un cuchillo, pensando en Pip.<br />
Metí los pies en el lago y se me aceleró el pulso. El agua estaba fría. El<br />
sol no alcanzaba las copas de los árboles, y el aire era más fresco que de<br />
costumbre. Me dio vértigo observar el punto en que el lago se volvía más<br />
profundo y oscuro. Dejé que las piedras lisas me acariciasen las plantas de<br />
los pies y traté de aplacar los nervios. Me sentí más cómoda, más confiada,<br />
incluso valiente: Arden estaba mejorando; seguía en cama, pero bebía y<br />
comía bien, y su rostro había recuperado el color; ya no me estremecía<br />
cuando me cruzaba con Leif en el pasadizo, ni me daba miedo explorar el<br />
campamento. Poco a poco me iba adaptando a nuestro hogar provisional.<br />
Caleb nadó hacía mí: su fornido cuerpo se balanceaba mientras, en<br />
primer lugar, alzaba los brazos, y luego los sumergía en las profundidades.<br />
Cuando llegó a la zona más superficial, echó la cabeza hacia atrás.<br />
—Ahora es un momento tan bueno como cualquier otro —dijo<br />
señalando el lago con la mano—. Aquí no hay mucha profundidad.<br />
El agua solo le llegaba a la cintura. Pero me acordé de aquella noche<br />
en el colegio, y de la sensación asfixiante cuando la tierra desapareció bajo<br />
mis pies. Avancé lentamente y con mucho cuidado; el frío lago me cubría<br />
milímetro a milímetro. Caleb se acercó y me tendió una mano.