Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART
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montaña; los pasos irregulares del caballo nos hacían oscilar de un lado<br />
para otro. Él tampoco creía que yo hubiese visto a una niña, pero sí a<br />
«alguien».<br />
—Leif no siempre ha sido así. Antes era… —Hizo una pausa,<br />
buscando la palabra correcta—. Era mejor.<br />
Nos agachamos para pasar por debajo de una rama.<br />
—Me cuesta imaginarlo. —Las hojas me acariciaron la espalda al<br />
inclinarme, pero procuré mantener la separación entre ambos.<br />
Caleb se mostró cauto y al fin dijo:<br />
—Leif era divertido, muy divertido. Pasábamos el día entero<br />
desmontando casas, ladrillo a ladrillo, cargando los materiales en camiones<br />
que los transportaban a la Ciudad de Arena, y él componía canciones<br />
mientras trabajábamos. —Volvió la cabeza para mirarme y, ruborizándose,<br />
esbozó una espontánea sonrisita.<br />
—¿Qué tipo de canciones? ¿De qué te ríes?<br />
Volvió a mirar hacia delante y replicó:<br />
—No creo que te guste saberlo.<br />
—Inténtalo.<br />
—Vale, pero luego no te quejes. —Carraspeó, fingiendo seriedad, y<br />
canturreó con una voz totalmente desafinada—: «Mis pelotas están<br />
sudando, mis pelotas están sudando, no puedo evitar que me suden las<br />
pelotas, ¡noooo, noooo, noooo!».<br />
Me incliné hacia un lado para mirarlo y reparé en las arrugas que se le<br />
formaban en la comisura de los ojos y en las tenues manchitas marrones<br />
que le moteaban las mejillas.<br />
—¿Dónde está la gracia? ¿Qué es eso de las «pelotas»? ¿Acaso jugabais<br />
con pelotas?<br />
Caleb tiró de las riendas del caballo y se echó hacia delante en pleno<br />
ataque de carcajadas.<br />
—¿Qué? ¿Qué ocurre?<br />
Tardó un poco en recuperar la compostura.<br />
—Son… —dijo esforzándose mucho—. Son esas cosas que… —Se<br />
interrumpió, como si estuviese meditando y luego hizo un gesto negativo con<br />
la cabeza—. No, lo siento, no puedo. Pero tiene gracia, <strong>Eve</strong>. Créeme.<br />
Me apetecía presionarlo para que respondiese a mi pregunta, pero mi<br />
instinto me dijo que era mejor dejar el chiste así, sin más explicaciones.<br />
El caballo continuó subiendo por la montaña hasta un llano. El lago<br />
se extendía ante nosotros, reflejando el cielo anaranjado, y desde allá arriba