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Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART

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Permanecimos en silencio un rato, escuchando la tormenta distante,<br />

hasta que llegamos al pueblo donde había visto a Arden por última vez.<br />

Reconocí un maltrecho columpio hecho con un neumático, que tenía la<br />

goma agrietada. Una gata salvaje, de abultado vientre, vagaba por la calle.<br />

El chico se quedó mirando un jardín cubierto de maleza y señaló una<br />

figura diminuta, oculta tras el follaje.<br />

—¿Es ese tu «gigantesco amigo»?<br />

Arden salió poco a poco de su escondite. Tenía las rodilleras del<br />

pantalón mojadas y manchadas de barro, como si hubiese estado gateando<br />

por el suelo.<br />

Me bajé del caballo, esperando que ella me interrogase, pero estaba<br />

demasiado absorta observando al chico para reparar en mi presencia. Nos<br />

quedamos los tres callados un instante; solamente se oía el sonoro resuello<br />

del caballo. Arden acarició el cuchillo con la mano.<br />

El chico hizo un gesto negativo con la cabeza, y dijo:<br />

—¿También tú eres paranoica? A ver si acierto: acabáis de abandonar<br />

el colegio, ¿verdad? —Desmontó con gran agilidad. El cielo retumbó, y el<br />

muchacho acarició el cuello del caballo para tranquilizarlo—. Chisss, Lila<br />

—susurró.<br />

—¿Y tú qué sabes del colegio? —preguntó Arden.<br />

—Más de lo que tú crees. Me llamo Caleb —respondió tendiendo la<br />

mano para saludarla; ella se quedó inmóvil, observando la mugre<br />

acumulada bajo las uñas y entre los nudillos del chico. Luego relajó los<br />

hombros poco a poco y apartó la mano del cuchillo. Mi mirada iba de uno a<br />

otro sin parar.<br />

La había impresionado.<br />

—Arden… —susurré esperando que no tocase al chico. Ella reparó en<br />

un tatuaje que él tenía en el hombro: un círculo con el emblema de la Nueva<br />

América—. Arden, vamos a hacer la cena. —Me daba cuenta de que aquella<br />

repentina presencia masculina era tan sorprendente para ella como para mí,<br />

pero no podíamos continuar allí, a escasos centímetros de él. En peligro.<br />

Empecé a caminar y le hice señas para que me siguiese, pero no se movió.<br />

—No he cazado nada —dijo, y se apartó de Caleb. Dio una ojeada a los<br />

tres conejos que colgaban del cuello del caballo. A continuación abrió la<br />

bolsa que llevaba colgada de la cintura y enseñó el interior: estaba vacío.<br />

Las nubes tormentosas se acercaban. Un trueno estremeció el aire. Di<br />

una patada a una piedra del camino: ojalá hubiese cogido una de las latas<br />

con las que jugueteaba el osezno. Teníamos en perspectiva otra noche<br />

helada y lluviosa, sin nada que comer.<br />

Caleb montó de nuevo y dijo:

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