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Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART

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—¿Cuánto tiempo habéis pasado por ahí solas? —preguntó Marjorie.<br />

—Cuatro días —respondió Lark.<br />

Nos lo preguntó también a Arden y a mí.<br />

Tragué la fruta y respondí:<br />

—No estoy segura… ¿Tal vez unas semanas?<br />

—Sí —admitió la anciana—. Ahí fuera se pierde la noción del tiempo.<br />

—Volvió a mirar a Otis—. ¿Adónde ibais?<br />

Arden me miró de reojo y se calló; yo me encogí de hombros. Era<br />

peligroso confiar en nadie, pero aquella mujer me había salvado la vida.<br />

—Seguíamos la ruta ochenta hasta un lugar llamado Califia<br />

—respondió Arden, pinchando la comida con el tenedor.<br />

—Muy listas —reconoció Otis. Al sentarse, los pantalones dejaban al<br />

descubierto sus tobillos: la pierna derecha era de madera. Contemplé las<br />

vetas, la curva del pie toscamente cortada y la cuña que se introducía en el<br />

zapato. Parecía como si se hubieran servido de un tronco roto para<br />

tallarla—. ¿Y cómo pensáis llegar?<br />

—Hemos perdido la pista de la carretera —admití—. Así que no lo sé.<br />

Lark, muerta de hambre, se llenó la boca de frutos silvestres.<br />

Marjorie miró una vez más a Otis. Se levantó y se acercó a la lámpara<br />

de la ventana; la cogió y, apagando la vela, dijo:<br />

—Yo sí.<br />

Entonces reparé en una estantería detrás de la mujer, donde había<br />

una radio negra con un auricular a cada lado.<br />

—¡La ruta! —exclamé en voz alta, sin dirigirme a nadie en especial.<br />

—Sí, aquí la tienes. —Otis señaló el suelo.<br />

—¿De qué habláis? —quiso saber Arden. Soltó el plato sobre el regazo<br />

y el tenedor golpeó la porcelana. Le había contado lo referente a la ruta<br />

cuando estábamos en la habitación de Paul, pero ella tenía mucha fiebre<br />

entonces y seguramente lo había olvidado.<br />

Marjorie se aproximó, entrelazando las avejentadas manos, y nos<br />

explicó:<br />

—Esta es una casa segura, una parada en el camino en el que hay<br />

varios refugios hasta llegar a Califia. Ayudamos a los huérfanos a escapar<br />

del régimen del rey.<br />

Sin apartar la vista de la vela, cuya mecha negra soltaba un penacho<br />

de humo, Lark comentó:<br />

—Pero ¿no conocen los soldados este lugar? —Cruzó los escuálidos

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