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Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART

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estamos bien, todo está bien.» La repetición de este mensaje me calmó. Tras<br />

los árboles distinguí una casa reformada, cuya fachada apenas era visible a<br />

la luz de la luna que se filtraba entre las ramas; las ventanas estaban<br />

tapiadas con chapas de zinc, y la puerta metálica tenía un candado con<br />

cadena. Leif inspeccionó el edificio por fuera y reapareció de nuevo.<br />

—Todo despejado —dijo haciéndole un gesto afirmativo a Caleb.<br />

Los chicos subieron al porche que rodeaba la casa. Michael levantó la<br />

chapa de la ventana con su cuchillo, y colocó debajo un desgastado guijarro.<br />

Por su parte, Kevin manipuló el candado, pero no consiguió abrirlo.<br />

—Déjame a mí —se ofreció Arden, saltando sobre la barandilla del<br />

porche.<br />

Kevin le sonrió, mientras ella movía la ganzúa y abría la cerradura con<br />

unos leves giros de muñeca.<br />

—Voilà! —La puerta de la casa se abrió de golpe. Los chicos gritaron<br />

de alegría, y Aaron y Charlie se pelearon por entrar. Incluso Leif sonrió<br />

también cuando nos precipitamos a encender el generador del gobierno. Era<br />

igual al del colegio; el ruido aumentó poco a poco y las luces se encendieron<br />

una a una hasta que en la habitación se impuso un zumbido pesado y<br />

constante.<br />

—¿Cómo lo has hecho? —pregunté a Arden, asombrada.<br />

—Es un truquito que aprendí en el colegio. —Se encogió de hombros<br />

con gesto juguetón.<br />

Recorrimos el piso principal, del que se habían retirado los muebles<br />

para utilizarlo como almacén. Hasta en el último rincón había exquisiteces<br />

que no había visto en mi vida: latas de piña, mangos y una carne enlatada<br />

que se llamaba «fiambre de cerdo en dulce». Las paredes de la sala de estar<br />

se hallaban cubiertas de estanterías, una de cuyas baldas estaba totalmente<br />

ocupada por gran cantidad de jarras de plástico llenas de agua, de color<br />

celeste.<br />

Michael se abalanzó sobre una caja de cartón y sacó unos paquetitos<br />

blancos, que repartió.<br />

—¡Mmmmm! —dijo metiéndose en la boca la azucarada sustancia<br />

roja—. Palitos dulces.<br />

—¡Al ataque! —gritó Caleb desde el otro extremo de la estancia. Trepó<br />

por el lateral de los estantes de madera y cogió una caja de lonchas de carne<br />

largas y finas, envueltas en plástico amarillo. Aaron se guardó un puñado en<br />

los vaqueros.<br />

El atracón continuó casi una hora: cada caja, cada paquete de<br />

plástico, cada recipiente contenía otra deliciosa sorpresa. Leif repartió<br />

bolsas de tofes de chocolate que se me pegaban al cielo de la boca, y Michael<br />

abrió latas de cerveza, que yo solo conocía por haber leído las novelas de

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