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Eve (Junior - Juvenil (roca)) (Spanish Edition) - deviantART

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Cuando bajé las manos, reparé en una mochila abierta que contenía<br />

un uniforme del colegio. Los colores rojo y azul del escudo de la Nueva<br />

América me deslumbraron. Retrocedí y entonces reparé en las negras botas<br />

de combate, la elevada estatura, la graciosa marca sobre el labio de aquella<br />

persona…<br />

—¡Arden!<br />

Se quitó la capucha. Los cortos cabellos negros estaban apelmazados<br />

por la suciedad y tenía la pálida piel quemada por el sol, tanto que se le<br />

había pelado el caballete de la nariz.<br />

La abracé con fuerza, como si fuese lo único que me sostenía en pie, y<br />

respiré a fondo, sin importarme que ambas oliésemos a ropa sudada.<br />

Arden estaba allí. Viva. Conmigo.<br />

—¿Qué diablos haces? —preguntó apartándome—. ¿Cómo has llegado<br />

aquí? —La ira le deformaba el rostro y, de pronto, recordé que me odiaba.<br />

Me senté en el suelo, aturdida.<br />

—Me he escapado. Tenías razón. Yo también vi a las chicas en la sala<br />

de cemento. —Arden iba de un lado a otro, ante la chimenea, sin soltar el<br />

cuchillo—. Seguí la señal que indicaba ochenta… —Me callé al darme<br />

cuenta de que ella, seguramente, había hecho lo mismo, pero añadí—:<br />

Califia debe de estar a una semana de camino; no tardaremos en encontrar<br />

el puente rojo…<br />

Arden golpeaba la hoja del cuchillo contra la pierna al caminar.<br />

—No puedes quedarte conmigo. No puedo permitirlo; lo siento, pero<br />

tendrás que…<br />

—No, no. —Pensé en las ratas gigantescas que correteaban sobre mis<br />

piernas por las noches, en mis desafortunados intentos de cazar conejos—.<br />

No puedes hacer eso, Arden. Tú no me abandonarías.<br />

Rascó el ladrillo de la chimenea con el cuchillo, produciendo un<br />

sonido chirriante que me estremeció.<br />

—Esto no es un juego, <strong>Eve</strong>, ni son unas breves vacaciones del colegio.<br />

—Señaló la ventana—. Ahí fuera hay hombres, perros y montones de<br />

animales salvajes, y todos quieren matarnos. No serás capaz de soportarlo.<br />

Yo… yo no puedo arriesgarme. Es mejor que vayas sola.<br />

Me apoyé en las temblorosas manos, hundiendo las palmas en la<br />

mohosa alfombra mientras asimilaba la crueldad de mi compañera. Aunque<br />

me hubiese encontrado a una estudiante de primero en la selva que tuviera<br />

la pierna partida por la mitad, no la habría abandonado…, no habría podido<br />

hacerlo, porque habría equivalido a una sentencia de muerte.<br />

—Ya sé que no es un juego. Por eso debemos continuar juntas. —Yo<br />

necesitaba a Arden, pero no lograría convencerla de que ella me necesitaba a

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