Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
aritos —<strong>con</strong>densación, desplazamiento, figuración indirecta,<br />
etc.— tienen la capacidad de provocar en el oyente una<br />
sensación de placer, aunque todavía no podamos intcligir<br />
cómo re<strong>su</strong>ltan el<strong>lo</strong>s dotados de esa capacidad. De esta manera,<br />
tan simple, obtenemos la segunda tesis para el esclarecimiento<br />
del <strong>chiste</strong>; la primera decía (pág. 19) que el carácter<br />
de <strong>chiste</strong> depende de la forma de expresión. Pero reparemos<br />
en que esta segunda tesis en verdad no nos ha<br />
enseñado nada nuevo. Só<strong>lo</strong> aisla <strong>lo</strong> que ya estaba <strong>con</strong>tenido<br />
en una experiencia que hicimos antes. En efecto, recordemos<br />
cjue cuando <strong>con</strong>seguíamos reducir el <strong>chiste</strong>, es decir,<br />
<strong>su</strong>stituir <strong>su</strong> expresión por otra <strong>con</strong>servando escrupu<strong>lo</strong>samente<br />
<strong>su</strong> sentido, quedaba cancelado no só<strong>lo</strong> el carácter de<br />
<strong>chiste</strong> sino el efecto reidero, o sea, el <strong>con</strong>tento que el <strong>chiste</strong><br />
produce.<br />
Llegados a este punto, no podemos proseguir sin <strong>con</strong>siderar<br />
<strong>lo</strong> que sostienen nuestras autoridades fi<strong>lo</strong>sóficas.<br />
Los filósofos, que incluyen el <strong>chiste</strong> en <strong>lo</strong> cómico, y tratan<br />
<strong>lo</strong> cómico mismo dentro de la estética, caracterizan el representar<br />
estético mediante la <strong>con</strong>dición de que en él no queremos<br />
nada de las cosas ni <strong>con</strong> ellas, no utilizamos las cosas<br />
para satisfacer alguna de nuestras grandes necesidades vitales,<br />
sino que nos <strong>con</strong>formamos <strong>con</strong>siderándolas y gozando<br />
de <strong>su</strong> representación. «Este goce, esta manera de la representación,<br />
es la puramente estética, que descansa só<strong>lo</strong> en el<br />
interior de sí, só<strong>lo</strong> dentro de sí tiene <strong>su</strong> fin y no cumple<br />
ningún otro fin vital» (Fischer, 1889, pág. 20). [Cf. <strong>su</strong>pra,<br />
pág. 12.]<br />
No creemos <strong>con</strong>tradecir estas palabras de Fischer, tal vez<br />
só<strong>lo</strong> traducimos <strong>su</strong> pensamiento a nuestra termino<strong>lo</strong>gía, si<br />
destacamos que, empero, no puede decirse que la actividad<br />
chistosa carezca de fin o de meta, ya que se ha impuesto<br />
la meta inequívoca de producir placer en el oyente. Dudo<br />
mucho de que seamos capaces de emprender nada cjiíe no<br />
lleve un propósito. Cuando no necesitamos de nuestro aparato<br />
anímico para el cumplimiento de una de las satisfacciones<br />
indispensables, <strong>lo</strong> dejamos que trabaje él mismo por<br />
placer, buscamos extraer placer de <strong>su</strong> propia actividad. Conjeturo<br />
que esta es en general la <strong>con</strong>dición a que responde<br />
todo representar estético, pero <strong>lo</strong> que yo entiendo de estética<br />
es demasiado escaso para pretender ponerme a desarrollar<br />
esta tesis; no obstante, y sobre la base de las dos intelecciones<br />
ya obtenidas, acerca del <strong>chiste</strong> puedo aseverar que<br />
es una actividad que tiene por meta ganar placer a partir de<br />
<strong>lo</strong>s procesos anímicos —intelectuales u otros—. Es verdad<br />
que también otras actividades llevan el mismo fin. Acaso se<br />
90