Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
men de la edición de Gotinga de 1853); y de ahí tomaré el<br />
material para nuestra indagación.<br />
«No se puede llevar la antorcha de la verdad a través de la<br />
multitud sin chamuscar alguna barba».<br />
Sin duda que esto parece chistoso, pero si uno <strong>lo</strong> <strong>con</strong>sidera<br />
<strong>con</strong> mayor detenimiento nota que el efecto chistoso no proviene<br />
de la comparación misma, sino de una propiedad accesoria<br />
<strong>su</strong>ya. La «antorcha de la verdad» no es por cierto una<br />
comparación novedosa, sino harto u<strong>su</strong>al, y aun se la ha reducido<br />
a frase estereotipada, como les ocurre siempre a las<br />
comparaciones felices y aceptadas jior el uso lingüístico. Pero<br />
mientras que en ese giro nosotros apenas si reparamos ya en<br />
la comparación, Lichtcnberg le devuelve toda <strong>su</strong> plenitud originaria<br />
al seguir hilando sobre ella y extraerle una <strong>con</strong>secuencia.<br />
Aliora bien, ese modo de tomar en scnlido pleno<br />
giros desco<strong>lo</strong>ridos nos re<strong>su</strong>lta ya familiar como técnica del<br />
<strong>chiste</strong>, y halla un sitio dentro de la acepción múltiple del mismo<br />
material (págs. 34-5). Muy bien podría ocurrir que la<br />
iiiipi-esión cliistosa de la oración de Lichtcnberg só<strong>lo</strong> se debiera<br />
a <strong>su</strong> apuntalamiento en esta técnica del <strong>chiste</strong>.<br />
Igual apreciación merecerá sin duda otra comparación graci(ísa<br />
del mismo autor:<br />
«L.l hombre no era precisamente una gran luz, pero sí un<br />
gran candclcro. . . Era profesor de fi<strong>lo</strong>sofía».<br />
Llamar a un erudito «una gran luz», un lumen mundi,<br />
hace tiempo que ha dejado de ser una comparación eficaz,<br />
haya prockicido o no en <strong>su</strong> origen el efecto de <strong>chiste</strong>. Pero se<br />
la refresca, se le devuelve <strong>su</strong> plenitud, derivando de ella una<br />
modificación y obteniendo de esa <strong>su</strong>erte una segunda comparación,<br />
nueva. Ls el modo en cjue ha nacido la segunda<br />
comparación el que parece <strong>con</strong>tener la <strong>con</strong>dición del <strong>chiste</strong>,<br />
no las comparaciones tomadas por sí mismas. Sería un caso<br />
de la misma técnica de <strong>chiste</strong> que en el ejemp<strong>lo</strong> de la antorcha.<br />
Por otra razón, pero c[ue ha de apreciarse en parecidos términos,<br />
la siguiente comparación parece chistosa:<br />
«Veo las reseñas como una especie de enfermedad infantil<br />
que aqueja en mayor o menor medida a <strong>lo</strong>s libros recién<br />
nacidos. Se <strong>con</strong>ocen ejemp<strong>lo</strong>s en que <strong>lo</strong>s más sanos mueren<br />
a causa de ellas, y <strong>lo</strong>s más endebles a menudo las pasan.<br />
Muchos, nunca las <strong>su</strong>fren. Suele intentarse prevenirlas mediante<br />
amidetos de prefacios y dedicatorias, o aun inoctdarlas<br />
<strong>con</strong> <strong>lo</strong>s propios pareceres; pero no siempre vale esto de<br />
socorro».<br />
La comparación de las reseñas <strong>con</strong> las enfermedades infantiles<br />
tiene en principio por único fundamento que ellas aquejan<br />
poco después de ver la luz del mundo. Si hasta aquí es<br />
79