Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
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menos a destacarse entre <strong>su</strong>s iguales que a imitar a <strong>lo</strong>s grandes.<br />
De la <strong>relación</strong> del niño <strong>con</strong> el adulto depende también<br />
la comicidad del rebajamiento, que corresponde al descenso<br />
del adulto a la vida infantil. Es difícil que otra cosa depare<br />
al niño mayor placer que el becho de que el adulto descienda<br />
a él, renuncie a <strong>su</strong> opresiva <strong>su</strong>perioridad y juegue <strong>con</strong><br />
él como <strong>su</strong> igual. <strong>El</strong> alivio, que procura al niño placer puto,<br />
se <strong>con</strong>vierte en el adulto, en calidad de rebajamiento, en un<br />
medio de volver cómico algo y en una fuente de placer cómico.<br />
Acerca del desenmascaramiento sabemos que se remonta<br />
al rebajamiento.<br />
[c. ] <strong>El</strong> caso que más dificultades ofrece para fundar<strong>lo</strong><br />
en <strong>lo</strong> infantil es el tercero, el de la comicidad de la expectativa,<br />
<strong>lo</strong> cual explica bien que <strong>lo</strong>s autores que comenzaron<br />
por este caso en <strong>su</strong> <strong>con</strong>cepción de <strong>lo</strong> cómico no hallaran ocasión<br />
de <strong>con</strong>siderar el factor infantil respecto de la comicidad.<br />
Es que está lejos del niño <strong>lo</strong> cómico de la expectativa; la aptitud<br />
para asir<strong>lo</strong> es la que más tardíamente emerge en él. Es<br />
probable que en la mayoría de <strong>lo</strong>s casos de este tipo, que al<br />
adulto se le antojan cómicos, el niño sienta só<strong>lo</strong> un desengaño.<br />
Sin embargo, se podría tomar como punto de partida<br />
la <strong>con</strong>fianza del niño en <strong>su</strong>s expectativas y <strong>su</strong> credulidad para<br />
comprender que uno se presenta en escena cómicamente<br />
«como niño» cuando <strong>su</strong>cumbe al desengaño cómico.<br />
Si de <strong>lo</strong> que precede re<strong>su</strong>ltara un asomo de probabilidad<br />
para traducir el sentimiento cómico por ejemp<strong>lo</strong> en estos<br />
términos: «Cómico es <strong>lo</strong> que no corresponde al adulto», yo<br />
no osaría, en vista de mi posición de <strong>con</strong>junto sobre el problema<br />
cómico, defender esta tesis <strong>con</strong> el mismo empeño que<br />
a las formuladas antes. No me atrevo a decidir si el rebajarse<br />
a la <strong>con</strong>dición de niño es só<strong>lo</strong> un caso especial del rebajamiento<br />
cómico, o si toda comicidad en el fondo descansa<br />
en un rebajamiento a ser niño."'^<br />
[7]<br />
Una indagación que trata de <strong>lo</strong> cómico, aun tan de pasada,<br />
sería enojosamente incompleta si no agregara al menos algu-<br />
-^ Que el placer cómico tenga <strong>su</strong> fuente en el «<strong>con</strong>traste cuantitativo»<br />
por la comparación de <strong>lo</strong> pequeño y <strong>lo</strong> grande, el cual expresa<br />
también en definitiva la <strong>relación</strong> esencial del niño <strong>con</strong> el adulto, sería<br />
de hecho una rara coincidencia si <strong>lo</strong> cómico no tuviera nada más que<br />
ver <strong>con</strong> <strong>lo</strong> infantil.<br />
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