Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
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siempre la misma; en la que sigue se pone de relieve <strong>con</strong> la<br />
mayor nitidez: <strong>El</strong> Schnorrer mendiga al barón el dinero para<br />
viajar a Ostende; el médico le ha recomendado baños de<br />
mar a causa de <strong>su</strong>s achaques. <strong>El</strong> barón encuentra que Ostende<br />
es un balneario particularmente caro; podría elegir uno más<br />
barato. Pero el pedigüeño desautoriza esa propuesta <strong>con</strong> estas<br />
palabras; «Señor barón, en aras de mi salud nada me parece<br />
demasiado caro». He ahí un precioso <strong>chiste</strong> por desplazamiento,<br />
que habríamos podido tomar como mode<strong>lo</strong> en <strong>su</strong><br />
género.'' Es evidente que el barón quiere ahorrar <strong>su</strong> dinero,<br />
pero el pedigüeño le responde como si el dinero del barón<br />
fuera cosa propia, que por otra parte está obligado a estimar<br />
en menos que a <strong>su</strong> salud. Aquí se nos invita a reír por la<br />
frescura de esa pretensión, pero es excepcional que estos<br />
<strong>chiste</strong>s no estén dotados de una fachada que desoriente el<br />
entender<strong>lo</strong>s. La verdad tras el<strong>lo</strong> es que, de acuerdo <strong>con</strong> <strong>lo</strong>s<br />
sagrados preceptos de <strong>lo</strong>s judíos, el pedigüeño que en <strong>su</strong><br />
pensamiento trata como cosa propia al dinero del rico casi<br />
tiene realmente derecho a esa <strong>con</strong>fusión. Desde luego, la<br />
revuelta que ha dado nacimiento a este <strong>chiste</strong> se dirige <strong>con</strong>tra<br />
la ley que implica una carga tan opresiva aun para el judío<br />
piadoso.<br />
Otra historia refiere; Por la escalera de la casa del rico,<br />
un Schnorrer se topa <strong>con</strong> un colega que <strong>lo</strong> di<strong>su</strong>ade de proseguir<br />
<strong>su</strong> camino. «No <strong>su</strong>bas hoy, el barón está de mal humor:<br />
a nadie le da más de un f<strong>lo</strong>rín». — «Subiré sin embargo<br />
—dice el primer pedigüeño—. ¿Por qué le regalaría aunque<br />
fuera un so<strong>lo</strong> f<strong>lo</strong>rín? ¿Acaso él me regala algo a mí?».<br />
Este <strong>chiste</strong> se sirve de la técnica del <strong>con</strong>trasentido, pues<br />
hace afirmar al pedigüeño que el barón no le regala nada<br />
en el mismo momento en que se dispone a mendigar ese rega<strong>lo</strong>.<br />
Pero el <strong>con</strong>trasentido es só<strong>lo</strong> aparente; es casi correcto<br />
que el rico no le regala nada, pues es la ley la que <strong>lo</strong> obliga<br />
a darle limosna y, en rigor, debe estarle agradecido por ofrecerle<br />
la oportunidad de ser caritativo. La <strong>con</strong>cepción ordinaria,<br />
profana, de la limosna lucha aquí <strong>con</strong> la religiosa; se<br />
revuelve francamente <strong>con</strong>tra la religiosa en la historia del<br />
barón que, muy <strong>con</strong>movido por el relato que el pedigüeño<br />
le hace de <strong>su</strong>s males, llama a <strong>su</strong>s servidores y les dice:<br />
«¡Échen<strong>lo</strong> fuera! Me parte el corazón». Esta exposición franca<br />
de la tendencia <strong>con</strong>stituye, otra vez, un caso límite del<br />
<strong>chiste</strong>. De la queja, que ya no sería chistosa: «En realidad<br />
" [De hecho, ya había sido presentado como ejemp<strong>lo</strong> de <strong>chiste</strong> de<br />
desplazamiento en la pág. 54. Cabe la posibilidad de que Freud <strong>lo</strong> haya<br />
agregado posteriormente en aquel lugar, olvidando luego modificar el<br />
presente pasaje.]<br />
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