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Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)

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de <strong>lo</strong>s gastos que demandaron movimientos semejantes. <strong>El</strong><br />

representar o «pensar» se diferencia del obrar o ejecutar, sobre<br />

todo, porque hace desplazarse muy escasas energías de<br />

investidura e impide que el gasto principal sea drenado."<br />

Pero, ¿de qué modo el factor cuantitativo —la magnitud<br />

mayor o menor— del movimiento percibido se expresa en<br />

la representación? Y si en la representación, compuesta por<br />

cualidades, falta una figuración de la cantidad, ¿cómo puedo<br />

diferenciar las representaciones de movimientos de magnitud<br />

diversa, y emprender entpnces la comparación que nos interesa<br />

aquí?<br />

En este punto la fisio<strong>lo</strong>gía nos señala el camino, enseñándonos<br />

que también durante el representar discurren inervaciones<br />

hacia <strong>lo</strong>s múscu<strong>lo</strong>s, aunque ellas corresponden, claro<br />

está, só<strong>lo</strong> a un gasto modesto.'* Pero entonces es <strong>su</strong>gerente<br />

<strong>su</strong>poner que ese gasto de inervación que acompaña al representar<br />

se emplea para la figuración del factor cuantitativo<br />

de la representación, y es más grande cuando el representado<br />

es un movimiento mayor, y menor cuando este es más pequeño.<br />

La representación del movimiento más grande sería aquí,<br />

pues, efectivamente la mayor, o sea la acompañada de un<br />

gasto mayor.<br />

La observación muestra de manera directa que <strong>lo</strong>s seres<br />

humanos están habituados a expresar <strong>lo</strong> grande y <strong>lo</strong> pequeño<br />

de <strong>su</strong>s <strong>con</strong>tenidos de representación por la diversidad de<br />

gasto en una <strong>su</strong>erte de mímica de representación.<br />

Cuando un niño, un hombre de pueb<strong>lo</strong> o un miembro<br />

de ciertas razas comunica o describe algo, fácilmente se<br />

echa de ver que no se <strong>con</strong>tenta <strong>con</strong> patentizar al oyente <strong>su</strong><br />

representación escogiendo unas palabras claras, sino que<br />

también figura el <strong>con</strong>tenido de ella en <strong>su</strong>s movimientos expresivos;<br />

<strong>con</strong>ecta la figuración mímica <strong>con</strong> la verbal. Sobre<br />

todo dibuja así las cantidades e intensidades: «Una alta<br />

montaña», y levanta la mano por encima de <strong>su</strong> cabeza; «Un<br />

enanito», y la hace descender a ras del <strong>su</strong>e<strong>lo</strong>. Y si se ha<br />

•^ [Este importante principio había sido enunciado por Freud, aunque<br />

quizá no <strong>con</strong> la misma claridad que aquí, en La interpretación de<br />

<strong>lo</strong>s <strong>su</strong>eños (1900íí), AE, 5, págs. 588-9. Ya en el «Proyecto» de<br />

1895 (1950íí), AE, 1, págs. 377-80, <strong>lo</strong> había estudiado en términos cuasineurológicos.<br />

Vuelve a traer<strong>lo</strong> al primer plano en «Formulaciones<br />

sobre <strong>lo</strong>s dos principios del acaecer psíquico» (1911&), AE, 12, pág.<br />

226, y más adelante reaparece en varios pasajes de <strong>su</strong>s obras; verbigracia,<br />

en la 32' de las Nuevas <strong>con</strong>ferencias de introducción al psicoanálisis<br />

(1933^), AE, 22, pág. 83.]<br />

8 [Cierta aproximación a las ideas <strong>con</strong>tenidas en este párrafo puede<br />

hallarse tal vez en las secciones 17 y 18 de la parte I del «Proyecto»<br />

(1950,?).]<br />

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