Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
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propiedad del <strong>chiste</strong>, que <strong>con</strong>diciona <strong>su</strong> carácter efímero e<br />
incita a producir nuevos y nuevos <strong>chiste</strong>s, deriva evidentemente<br />
de que es propio de una sorpresa o un asalto imprevisto<br />
no prevalecer la segunda vez. Y desde aquí se nos abre<br />
el entendimiento del esfuerzo [Drang] que lleva a <strong>con</strong>tar el<br />
<strong>chiste</strong> escuchado a otros que aún no <strong>lo</strong> <strong>con</strong>ocen. Es probable<br />
cjue ¡a impresión que el <strong>chiste</strong> produce al recién iniciado<br />
devuelva una parte de la posibilidad de goce ausente por la<br />
falta de novedad. Y acaso un motivo aná<strong>lo</strong>go pulsionó al<br />
creador del <strong>chiste</strong> a comunicar<strong>lo</strong> a <strong>lo</strong>s otros.<br />
[3] Como favorecedores —auncjuc ya no como <strong>con</strong>diciones—<br />
del proceso chistoso cito, en tercer lugar, aquel<strong>lo</strong>s<br />
recursos técnicos auxiliares del trabajo del <strong>chiste</strong> cuya finalidad<br />
es elevar el monto destinado a descargarse, y de ese<br />
modo incrementar <strong>su</strong> efecto. Es verdad que la mayoría de las<br />
veces acrecientan también la atención dedicada al <strong>chiste</strong>, pero<br />
vuelven inocuo <strong>su</strong> influjo cautivándola al mismo tiempo e<br />
inhibiendo <strong>su</strong> movilidad. Todo cuanto produzca interés y<br />
des<strong>con</strong>cierto operará en ambas direcciones: en especial, <strong>lo</strong><br />
disparatado, así como la oposición, el «<strong>con</strong>traste de representación»<br />
[págs. 13-4] que muchos autores pretenden <strong>con</strong>vertir<br />
en el carácter esencial del <strong>chiste</strong>, pero en el cual yo<br />
no puedo discernir otra cosa que un medio de reforzar <strong>su</strong><br />
efecto. Todo <strong>lo</strong> des<strong>con</strong>certante <strong>con</strong>voca en el oyente aquel<br />
estado de distribución de la energía que Lipps ha designado<br />
«estasis psíquica» [pág. 114]; sin duda este autor acierta<br />
también cuando <strong>su</strong>pone que el «aligeramiento» re<strong>su</strong>ltará<br />
tanto más intenso cuanto más elevada sea la estasis previa.<br />
Es verdad que esa figuración de Lipps no se refiere de manera<br />
expresa al <strong>chiste</strong>, sino a <strong>lo</strong> cómico en general; pero<br />
puede parecemos harto probable que la descarga en el <strong>chiste</strong>,<br />
que aligera una investidura de inhibición, sea igualmente<br />
llevada al máximo por la estasis.<br />
Ahora nos percatamos de que la técnica del <strong>chiste</strong> está<br />
comandada en general por dos clases de tendencias: las que<br />
posibilitan la formación del <strong>chiste</strong> en la primera persona, y<br />
otras destinadas a garantizarle el máximo efecto de placer<br />
posible en la tercera persona. Su rostro de Jano, que asegura<br />
<strong>su</strong> originaria ganancia de placer <strong>con</strong>tra la impugnación de la<br />
racionahdad crítica, así como el mecanismo del placer previo,<br />
pertenecen a la primera tendencia; la ulterior complicación<br />
de la técnica mediante las <strong>con</strong>diciones expuestas en<br />
este capítu<strong>lo</strong> se produce por miramiento a la tercera persona<br />
del <strong>chiste</strong>. Así, el <strong>chiste</strong> es como un pillastre de dos caras,<br />
que sirve al mismo tiempo a dos señores. Todo cuanto en<br />
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