Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
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pobre. Chiste y comicidad se combinan aquí y nos enseñan<br />
cjue un mismo enunciado puede ser a la vez chistoso y<br />
cómico.<br />
Aprovechamos gustosos la oportunidad de remontarnos<br />
desde la comicidad del desenmascaramiento al <strong>chiste</strong>, pues<br />
nuestra genuina tarea es esclarecer el nexo entre <strong>chiste</strong> y<br />
comicickid, y no dclinir la naturaleza esencial de <strong>lo</strong> cómico.<br />
Por eso añadiremos al caso de descubrimiento del automatismo<br />
psíquico, en el que nos ha dejado en la estacada el<br />
sentimiento de si algo es cómico o chistoso, otro caso en<br />
t[ue de igual modo <strong>chiste</strong> y comicidad se <strong>con</strong>funden entre<br />
sí: el de <strong>lo</strong>s <strong>chiste</strong>s disparatados. Ahora bien, nuestra indagación<br />
terminará por mostrarnos que para este segundo<br />
caso la coincidencia de <strong>chiste</strong> y comicidad es deducible en<br />
la teoría, [(if. págs. 195-6.]<br />
A raíz de la elucidaciiin de las técnicas de <strong>chiste</strong> hemos<br />
hallado que el <strong>con</strong>sentimiento de maneras del pensar u<strong>su</strong>ales<br />
en <strong>lo</strong> in<strong>con</strong>ciente, pero que en <strong>lo</strong> <strong>con</strong>cien te se juzgarían<br />
só<strong>lo</strong> como «falacias», es el recurso técnico de muchísimos<br />
<strong>chiste</strong>s; empero, luego pudimos dudar de que en verdad tuvieran<br />
carácter de tales, de <strong>su</strong>erte que nos inclinamos a<br />
clasiücar<strong>lo</strong>s como simples historias cómicas fpág. 59]. Y no<br />
nos fue posible llegar a una decisión acerca de nuestra duda,<br />
pcircpie no poseíamos el previo <strong>con</strong>ocimiento del carácter<br />
esencial del <strong>chiste</strong>. Luego, guiados por la ana<strong>lo</strong>gía <strong>con</strong> el<br />
trabajo del <strong>su</strong>eño, hallamos aquel en el compromiso operado<br />
j:)or el trabajo del <strong>chiste</strong> entre <strong>lo</strong>s requerimientos de la crítica<br />
racional y la pulsión a no renunciar al antiguo placer<br />
tjbtenido en la palabra y el disparate [págs, 131-2]. Lo que se<br />
producía en calidad de compromiso entonces, cuando el esbozo<br />
pre<strong>con</strong>ciente de <strong>lo</strong> pensado se abandonaba por un momento<br />
a la elaboración in<strong>con</strong>ciente, satisfacía en todos <strong>lo</strong>s<br />
casos <strong>lo</strong>s dos requisitos, pero se presentaba ante la crítica<br />
en variadas formas y debía <strong>con</strong>sentir apreciaciones diversas.<br />
Unas veces el <strong>chiste</strong> hafiía <strong>lo</strong>grado <strong>con</strong>c[uistarse la forma de<br />
una frase carente de va<strong>lo</strong>r, pero de todos modos admisible;<br />
otras, filtrarse en la expresión de un pensamiento valioso; y<br />
en el caso límite de la operación de compromiso había renunciado<br />
a satisfacer la crítica y, ateniéndose a las fuentes<br />
de placer de cjue disponía, aparecía ante ella como mero<br />
disparate, sin arredrarle despertar <strong>su</strong> <strong>con</strong>tradicción, pues podía<br />
<strong>con</strong>tar <strong>con</strong> que el oyente enderezaría mediante elaboíacion<br />
in<strong>con</strong>ciente 1-a deformidad expresiva, devolviéndole<br />
así <strong>su</strong> sentido.<br />
Ahora bien, ¿en qué caso aparecerá el <strong>chiste</strong> como disparate<br />
ante la crítica? En particular, cuando se vale de aque-<br />
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