Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
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<strong>con</strong>cibe <strong>lo</strong> ingenuo sin trabajo; la compleja técnica destinada<br />
en el <strong>chiste</strong> a paralizar la inhibición que impondría la crítica<br />
racional está ausente en ella porque todavía no posee esa<br />
inhibición, de <strong>su</strong>erte que puede engendrar disparate y pulla<br />
de una manera directa y sin compromiso. En esa medida, <strong>lo</strong><br />
ingenuo es el caso límite del <strong>chiste</strong>, que sobreviene cuando<br />
en la fórmula de la formación del <strong>chiste</strong> uno rebaja a cero<br />
la magnitud de aquella cen<strong>su</strong>ra.<br />
Si para la eficacia del <strong>chiste</strong> era <strong>con</strong>dición que las dos<br />
personas se en<strong>con</strong>traran más o menos bajo iguales inhibiciones<br />
o resistencias internas [pág. 144], como <strong>con</strong>dición de<br />
<strong>lo</strong> ingenuo cabe discernir que una de ellas posea inhibiciones<br />
de que la otra carezca. Es en la persona provista de inhibiciones<br />
donde reside la <strong>con</strong>cepción de <strong>lo</strong> ingenuo, en ella<br />
exclusivamente tiene lugar la ganancia de placer que aquel<strong>lo</strong><br />
produce, y estamos casi por colegir que este placer nace por<br />
cancelación de inhibición. Puesto c]ue el placer del <strong>chiste</strong><br />
tiene ese mismo origen —un núcleo de placer en la palabra<br />
o en el disparate y una envoltura de placer por cancelación<br />
y alivio [pág. 132;;.]—, este parecido víncu<strong>lo</strong> <strong>con</strong> la inhibición<br />
fundamenta el parentesco interno de <strong>lo</strong> ingenuo <strong>con</strong> el<br />
<strong>chiste</strong>. En ambos, el placer nace por cancelación de una inhibición<br />
interna.<br />
Ahora bien, el proceso psíquico de la persona receptora<br />
(en el caso de <strong>lo</strong> ingenuo, ella por <strong>lo</strong> común coincide <strong>con</strong><br />
nuestro yo, mientras que en el <strong>chiste</strong> también podemos ponernos<br />
en el lugar de la persona productora) es en <strong>lo</strong> ingenuo<br />
más complejo en la misma medida en que se encuentra simplificado<br />
el de la persona productora en comparación al <strong>chiste</strong>.<br />
En la persona receptora, <strong>lo</strong> ingenuo escuchado tiene que<br />
producir por un lado el efecto de un <strong>chiste</strong>, cosa que nuestros<br />
ejemp<strong>lo</strong>s pueden atestiguar; de hecho, como en el <strong>chiste</strong>,<br />
el mero trabajo de escuchar posibilita la cancelación de la<br />
cen<strong>su</strong>ra. Pero só<strong>lo</strong> una parte del placer procurado por <strong>lo</strong> ingenuo<br />
admite esta explicación, y aun ella correría peligro en<br />
otros casos de <strong>lo</strong> ingenuo, por ejemp<strong>lo</strong> cuando se escuchan<br />
pullas ingenuas. Frente a estas uno podría reaccionar sin más<br />
<strong>con</strong> la misma indignación que se alza <strong>con</strong>tra la pulla indecente<br />
real y efectiva si otro factor no nos ahorrara esa indignación<br />
y al mismo tiempo brindara la <strong>con</strong>tribución más <strong>su</strong>stantiva<br />
al placer por <strong>lo</strong> ingenuo. Este otro factor nos es dado<br />
por la <strong>con</strong>dición, ya mencionada [pág. 174], de que para<br />
re<strong>con</strong>ocer <strong>lo</strong> ingenuo tenemos que estar ciertos de que en<br />
h persona productora falta la inhibición interna. Só<strong>lo</strong> cuando<br />
el<strong>lo</strong> es seguro reímos en vez de indignarnos. Por tanto, tomamos<br />
en cuenta el estado psíquico de la persona productora,<br />
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