Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
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manera en que se produce el ahorro, así como el sentido de<br />
¡a expresión «gasto psíquico».<br />
<strong>El</strong> tercer grupo de las técnicas del <strong>chiste</strong> —se trata casi<br />
siempre del <strong>chiste</strong> en el pensamiento—, que comprende las<br />
falacias, desplazamientos, el <strong>con</strong>trasentido, la figuración por<br />
<strong>lo</strong> <strong>con</strong>trario, etc., a primera vista acaso muestre un sesgo<br />
particular y no deje traslucir parentesco alguno <strong>con</strong> las técnicas<br />
del redescubrimiento de <strong>lo</strong> <strong>con</strong>sabido o de la <strong>su</strong>stitución<br />
de las asociaciones-objeto-dcl-mundo por las asociaciones-palabra;<br />
sin embargo, justamente en este caso es muy fácil<br />
hacer valer el punto de vista del ahorro o aligeramiento del<br />
gasto psíquico.<br />
Es más fácil y cómodo desviarse de un camino de pensamiento<br />
emprendido que mantenerse en él, y <strong>con</strong>fundir <strong>lo</strong><br />
diferente que poner<strong>lo</strong> en oposición; y muy en particular<br />
<strong>lo</strong> es entregarse a modos de inferencia desestimados por la<br />
lógica y, por itltimo, en la trabazón de palabras y de pensamientos,<br />
prescindir de la <strong>con</strong>dición de que hayan de poseer<br />
también un sentido: en verdad, nada de esto es dudoso, y<br />
es justamente <strong>lo</strong> que hacen las técnicas de <strong>chiste</strong> <strong>con</strong>sideradas.<br />
Pero sí provocará asombro que tal proceder abra al trabajo<br />
del <strong>chiste</strong> una fuente de placer, pues salvo el caso del <strong>chiste</strong><br />
só<strong>lo</strong> podemos experimentar unos sentimientos displacenteros<br />
de defensa frente a todos esos ma<strong>lo</strong>s rendimientos de la actividad<br />
de pensar.<br />
Es cierto que en la vida seria el «placer del disparate»,<br />
como podríamos decir para abreviar, se encuentra oculto hasta<br />
desaparecer. Para pesquisar<strong>lo</strong> nos vemos obligados a <strong>con</strong>siderar<br />
dos casos en <strong>lo</strong>s que todavía es visible y vuelve a ser<strong>lo</strong>:<br />
la <strong>con</strong>ducta del niño que aprende y la del adulto en un<br />
talante alterado por vía tóxica. En la época en que el niño<br />
aprende a manejar el léxico de <strong>su</strong> lengua materna, le depara<br />
un manifiesto <strong>con</strong>tento «experimentar jugando» (Groos [cf.<br />
<strong>su</strong>pra, pág. 117]) <strong>con</strong> ese material, y entrama las palabras<br />
sin atenerse a la <strong>con</strong>dición del sentido, a fin de alcanzar <strong>con</strong><br />
ellas el efecto placentero del ritmo o de la rima. Ese <strong>con</strong>tento<br />
le es prohibido poco a poco, hasta que al fin só<strong>lo</strong> le restan<br />
como permitidas las <strong>con</strong>exiones provistas de sentido entre las<br />
palabras. Pero todavía, años después, <strong>lo</strong>s afanes de sobreponerse<br />
a las limitaciones aprendidas en el uso de las palabras<br />
se desquitan deformándolas por medio de determinados apéndices,<br />
alterándolas a través de ciertos arreg<strong>lo</strong>s (reduplicaciones,<br />
jerigonzas ") o aun creando un lenguaje propio para uso<br />
9 [«Ziítersprache», lenguaje incomprensible para <strong>lo</strong>s extraños, en el<br />
que se aplica la repetición de la sílaba «zit/er». Freud ya se había referido<br />
a la «invención de lenguajes nuevos y de formaciones sintácti-<br />
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