Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Diverso es el caso en que no son factores exteriores, sind<br />
un obstácu<strong>lo</strong> interior, el que estorba Ja realización directa de<br />
la tendencia: aquel en que una moción interior se opone a la<br />
tendencia. Según nuestra premisa, esta <strong>con</strong>dición se realizaría,<br />
por ejemp<strong>lo</strong>, en <strong>lo</strong>s <strong>chiste</strong>s agresivos del señor N., en<br />
cuya persona una fuerte incHnación a la invectiva es tenida<br />
en jaque por una cultura estética muy desarrollada. En este<br />
caso especial, la resistencia interna es vencida <strong>con</strong> auxilio del<br />
<strong>chiste</strong>, y cancelada la inhibición. Como en el caso del obstácu<strong>lo</strong><br />
externo, por esa vía se posibilita la satisfacción de la tendencia,<br />
evitándose una sofocación y la «estasis psíquica»'<br />
que ella <strong>con</strong>lleva; hasta aquí, el mecanismo del desarrol<strong>lo</strong> de<br />
placer sería el mismo para ambos casos.<br />
Es verdad que en este punto nos sentimos inclinados a<br />
profundizar en la diferencia de situación psicológica para el<br />
caso del obstácu<strong>lo</strong> externo y del interno, pues entrevemos<br />
la posibilidad de que la cancelación del obstácu<strong>lo</strong> interno<br />
<strong>con</strong>tribuya al placer en medida incomparablemente mayor.<br />
Pero propongo <strong>con</strong>formarnos <strong>con</strong> <strong>lo</strong> dicho y limitarnos por<br />
ahora a una comprobación que se mantiene dentro de <strong>lo</strong> que<br />
es esencial para nosotros. Los casos de] obstácu<strong>lo</strong> externo e<br />
interno só<strong>lo</strong> se distinguen en que en este se cancela una<br />
inhibición preexistente, y en aquel se evita el establecimiento<br />
de una nueva. No creemos recurrir en demasía a la especulación<br />
aseverando que tanto para establecer como para <strong>con</strong>servar<br />
una inhibición psíquica se precisa de un «gasto psíquico».<br />
[Cf. págs. 140 y sigs.] Y si junto a esto re<strong>su</strong>lta que<br />
en <strong>lo</strong>s dos casos de empleo del <strong>chiste</strong> tendencioso se obtiene<br />
placer, será natural <strong>su</strong>poner que esa ganancia de placer corresponda<br />
al gasto psíquico ahorrado.<br />
Ahora bien, así habríamos vuelto a tropezar <strong>con</strong> el principio<br />
del ahorro, <strong>con</strong> el que inicialmente nos topamos a raíz<br />
de la técnica del <strong>chiste</strong> en la palabra [págs. 42 y sigs.]. Pero<br />
si entonces creímos descubrir<strong>lo</strong> en el uso del menor número<br />
posible de palabras o en el empleo preferente de palabras<br />
idénticas, aquí <strong>lo</strong> vislumbramos en un sentido mucho más<br />
vasto: el ahorro de gasto psíquico en general; y no podemos<br />
menos que <strong>con</strong>siderar posible acercarnos a )a esencia del<br />
<strong>chiste</strong> mediante una definición más precisa de ese <strong>con</strong>cepto,<br />
oscuro todavía, del «gasto psíquico».<br />
En el tratamiento del mecanismo del placer en el <strong>chiste</strong><br />
tendencioso no hemos podido disipar cierta oscuridad; <strong>con</strong>siderémosla<br />
el justo castigo por haber intentado esclarecer <strong>lo</strong><br />
1 [La frase fue acuñada por Lipps (1898, pág. 72 y passim). Cf.<br />
infra, pág. 147.]<br />
114