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Volumen VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente (1905)

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mos que según Lipps y otros cl <strong>con</strong>traste cuantitativo —y<br />

no el cualitativo— ha de <strong>con</strong>siderarse en primera línea como<br />

fuente del placer cómico, quedaremos por entero satisfeclios<br />

de haber escogido <strong>lo</strong> cómico del movimiento como punto de<br />

partida de nuestra indagación.<br />

Lipps, en un libro <strong>su</strong>yo que ya hemos citado repetidas veces,<br />

ha intentado, desarrollando la tesis de Kant según la<br />

cual «<strong>lo</strong> cómico es una expectativa pulverizada» [cf. <strong>su</strong>pra,<br />

pág. 14;;.], derivar cl placer cómico enteramente de la expectativa."<br />

A pesar de las múltiples <strong>con</strong>clusiones instructivas<br />

y valiosas que ese intento ha promovido, yo refrendaría<br />

la crítica expresada por otros autores, a saber, que Lipps ha<br />

<strong>con</strong>cebido demasiado estrecho cl ámbito en que se origina<br />

<strong>lo</strong> cómico y no pudo someter <strong>su</strong>s fenómenos a esa fórmula<br />

sin forzar grandemente las cosas.<br />

[2]<br />

Los hombres no se han <strong>con</strong>tentado <strong>con</strong> gozar <strong>lo</strong> cómico<br />

donde se topaban <strong>con</strong> el<strong>lo</strong> en <strong>su</strong> vivenciar, sino que procuraron<br />

producir<strong>lo</strong> adrede; y uno aprende más sobre la esencia<br />

de <strong>lo</strong> cómico cuando estudia <strong>lo</strong>s recursos que sirven para<br />

engendrar<strong>lo</strong>. En primer lugar, uno puede provocar <strong>lo</strong> cómico<br />

en <strong>su</strong> propia persona fiara alegrar a otros, por ejemp<strong>lo</strong> haciéndose<br />

el torpe o el tonto. Uno engendra entonces la comicidad,<br />

como si en efecto la tuviera, al satisfacer la <strong>con</strong>dición<br />

de la comparación a través de la cual se llega a la diferencia<br />

de gasto; pero de esa manera uno no se vuelve ridícu<strong>lo</strong><br />

ni despreciable, sino que en ciertas circunstancias hasta<br />

puede provocar admiración. <strong>El</strong> otro, si sabe que uno meramente<br />

se ha disimulado, no obtendrá el sentimiento de <strong>su</strong>perioridad,<br />

<strong>lo</strong> cual vuelve a proporcionarnos una buena prueba<br />

de que en principio la comicidad es independiente de ese<br />

sentimiento [pág. 186].<br />

Como recurso para volver cómico a otro, se usa sobre<br />

todo trasladar<strong>lo</strong> a situaciones en tjue a <strong>con</strong>secuencia de la<br />

humana dependencia de circunstancias exteriores, en particular<br />

factores sociales, uno se vuelve cómico sin que importen<br />

<strong>su</strong>s cualidades personales; vale decir: el aprovechamiento<br />

de la comicidad de situación. Ese traslado a una situación<br />

cómica puede ser objetivo [a practical joke) " cuan-<br />

11 [Lipps, 1898, págs. 50 y sigs.]<br />

••' {Broma, acción realizada en son de burla. Literalmente, «<strong>chiste</strong><br />

práctico» o «llevado a la práctica».}<br />

189

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