18.05.2013 Views

Islas en la red

Islas en la red

Islas en la red

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

subi<strong>en</strong>do unas estrechas escaleras con verjas arriba<br />

y abajo. Luego, <strong>en</strong> el piso superior, más allá de una<br />

<strong>la</strong>rga serie de puertas de hierro equipadas con<br />

miril<strong>la</strong>s deslizantes.<br />

Se detuvieron de<strong>la</strong>nte de <strong>la</strong> celda número 31 y<br />

aguardaron allí hasta que apareció un carcelero. Eso<br />

requirió cinco minutos, y <strong>la</strong>s dos terroristas pasaron<br />

el tiempo masticando chicle y haci<strong>en</strong>do bromas<br />

acerca de Laura <strong>en</strong> algún dialecto ma<strong>la</strong>yo.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, el carcelero abrió <strong>la</strong> puerta y <strong>la</strong><br />

empujaron d<strong>en</strong>tro. La puerta se cerró a sus espaldas.<br />

― ¡Hey! —gritó Laura­. ¡Estoy esposada! ¡Habéis<br />

olvidado quitarme <strong>la</strong>s esposas! —La miril<strong>la</strong> se<br />

abrió, y vio asomar un ojo humano y parte del<br />

pu<strong>en</strong>te de una nariz. Luego <strong>la</strong> miril<strong>la</strong> se cerró de<br />

nuevo.<br />

Estaba <strong>en</strong> una celda. En una prisión. En un Estado<br />

fascista. En África. Empezó a preguntarse si había

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!