You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
-¿Hasta Dios quieres que te haga el favor, Andrea? No te basta con todos<br />
los hijos que pone a tu disposición.<br />
-Eres una envidiosa. Nada más porque te tienen oprimida. ¿Que se siente<br />
ser fiel?<br />
-Feo.<br />
-También ser infiel se siente feo.<br />
-Menos.<br />
-Te pusiste roja -gritó. Hasta el ombligo se te puso rojo. ¿Qué andarás<br />
haciendo? No me lo digas, capaz que tu marido me amenaza con<br />
cortarme <strong>la</strong> lengua si no le suelto el chisme.<br />
-Me dan envidia tus pechos -le dije, como si no <strong>la</strong> hubiera oído.<br />
-No te hagas pendeja, Catalina, cuéntame.<br />
-¿Qué te cuento? No me pasa nada. ¿Tú te atreverías a engañar a mi<br />
general Andrés Ascencio?<br />
-Yo no, pero tú sí. Si te atreves a dormir con él. ¿Por qué no a cualquier<br />
otra barbaridad?<br />
-Por esa barbaridad me mataría.<br />
-Como a <strong>la</strong> pobre que mató en Morelos -apuntó por su cuenta Raquel <strong>la</strong><br />
masajista.<br />
-¿A quién mató en Morelos? -preguntó Andrea.<br />
-A una muchacha que era su amante y que un día lo recibió con el conque<br />
de que ya no -dijo Raquel.<br />
-Eso es mentira. Mi marido no anda matando señoras que se le resisten<br />
-dije yo.<br />
-A mí eso me contaron -dijo Raquel.<br />
-Pues no se crea todo lo que le cuenten -dije, bajándome de <strong>la</strong> camita de<br />
masajes para quitarme de sus manos sobándome.<br />
-Catina, no te pongas tonta -dijo Andrea. Creí que tenías más mundo.<br />
-Más mundo, más mundo. ¿Cómo quieres que me ponga? Me están<br />
diciendo que hace doce años vivo con Jack el destripador y quieres que<br />
me quede ahí acostada, ¿quieres que sonría como <strong>la</strong> Mona Lisa? ¿Qué<br />
quieres?<br />
-Quiero que pienses.<br />
-¿Que piense qué, que piense qué? -grité.<br />
Nuestra conversación privada se había hecho pública y <strong>la</strong>s mujeres de <strong>la</strong>s<br />
otras camas y sus masajistas habían detenido todo para mirarme ahí desnuda,<br />
con los ojos llorosos y <strong>la</strong> cara encendida, gritándole a Andrea.<br />
-Que te calles, primero -dijo el<strong>la</strong> bajito, que te subas a <strong>la</strong> cama, te<br />
acuestes, me sonrías, acabes tu masaje y saliendo de aquí te pongas a<br />
investigar quién es Andrés Ascencio.<br />
La obedecí. Su voz apresurada y sus ojos oscuros me fueron calmando.<br />
112