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ador de <strong>la</strong> recaudación de rentas de Teziutlán personalmente había<br />
disparado sobre Venustiano Carranza en T<strong>la</strong>xca<strong>la</strong>ntongo y que el propio<br />
gobernador había estado en La Ciudade<strong>la</strong> cuando el golpe de Estado que<br />
asesinó a Madero.<br />
-Que se dé por muerto este cabrón -dijo entre dientes cerrando el<br />
periódico y levantándose de <strong>la</strong> mesa en que desayunábamos.<br />
Después de ese día muchas veces lo oí repetir lo mismo. Pero Soriano<br />
seguía publicando su periódico, tomando café en los portales y paseando<br />
con su mujer los domingos por el zócalo. Todo el mundo sabía que iba a<br />
pie de su case a <strong>la</strong> oficina, que en <strong>la</strong>s noches compraba el pan en La Flor<br />
de Lis y que le gustaba caminar solo después de <strong>la</strong> cena.<br />
Yo leía su periódico a escondidas. Cuando Andrés lo aventaba y salía<br />
mentando madres, yo lo recogía y lo devoraba. A veces no entendía ni por<br />
qué se enojaba.<br />
Quizá era que no salían <strong>la</strong>s notas informando de <strong>la</strong>s inauguraciones o que<br />
cuando salían eran como <strong>la</strong> de <strong>la</strong> inauguración del Teatro Principal: una<br />
foto suya cortando el listón, otra de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ca conmemorativa diciendo que<br />
<strong>la</strong> remode<strong>la</strong>ción del teatro se había llevado a cabo durante el gobierno del<br />
general Andrés Ascencio y un pie de foto preguntándose por qué no<br />
aparecía por ninguna parte el municipio cuando toda <strong>la</strong> obra se había<br />
hecho con fondos suyos.<br />
Cuando Aguirre nacionalizó el petróleo, el único periódico de Pueb<strong>la</strong> que<br />
mostró entusiasmo fue el Avante. Andrés estaba furioso, le parecía una<br />
necedad eso de meterse en pleitos con países tan poderosos nada más<br />
para expropiarles lo que él l<strong>la</strong>maba un montón de chatarra. De todos<br />
modos cuando <strong>la</strong> señora Aguirre l<strong>la</strong>mó a <strong>la</strong>s mujeres de todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses<br />
sociales a cooperar con dinero, alhajas y lo que pudieran para pagar <strong>la</strong><br />
deuda petrolera, Andrés me mandó a formar parte del Comité de Damas<br />
que presidía doña Lupe.<br />
Llegó una tarde con un montón de cajitas. -Llévase<strong>la</strong>s y dile que te estás<br />
desprendiendo del patrimonio de tus hijas -me dijo.<br />
Había de todo ahí: pulseras, aretes, bril<strong>la</strong>ntes, relojes, col<strong>la</strong>res, una<br />
colección de alhajas del tamaño de <strong>la</strong> mía. Me fui a México con <strong>la</strong>s niñas y<br />
<strong>la</strong>s cajitas. Llegamos á Bel<strong>la</strong>s Artes que estaba lleno de gente. Había<br />
campesinas que llevaban pollos y mujeres que se acercaban a <strong>la</strong> mesa en<br />
el escenario a entregar sus alcancías de marranito llenas de quintos.<br />
Hasta unas señoras gringas hab<strong>la</strong>ron en contra de <strong>la</strong>s compañías<br />
petroleras y cedieron públicamente miles de pesos.<br />
Las niñas y yo subimos hasta <strong>la</strong> mesa con nuestras cajitas, <strong>la</strong>s<br />
entregamos a <strong>la</strong> señora poniendo cara de heroínas. Para completar el<br />
espectáculo, yo a <strong>la</strong> mera hora me conmoví de verdad y dejé también <strong>la</strong>s<br />
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