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sobre <strong>la</strong> guerra y el futuro de su nieto. Eu<strong>la</strong>lia aceptó que le cambiara el<br />
cuerpo y que poco a poco se le fuera estirando con <strong>la</strong> presencia del hijo,<br />
sin dejar de levantarse en <strong>la</strong> madrugada para <strong>la</strong> ordeña o de ir con Andrés<br />
a hacer <strong>la</strong>s entregas en <strong>la</strong> carreta.<br />
Una mañana de mediados de julio, don Refugio Núñez amaneció<br />
anunciando <strong>la</strong> derrota del traidor. No bien lo dijo y <strong>la</strong> Cámara de<br />
Diputados le aceptó <strong>la</strong> renuncia a Victoriano Huerta. De ahí empezó a<br />
vaticinar <strong>la</strong> caída de Pueb<strong>la</strong>, <strong>la</strong> de Querétaro, Saltillo, Tampico, Pachuca,<br />
Manzanillo, Córdoba, Ja<strong>la</strong>pa, Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán.<br />
-Hoy llega el general Obregón -dijo el 15 de agosto. Y los tres se fueron al<br />
zócalo a recibirlo.<br />
Al joven Ascencio le gustó Álvaro Obregón. Pensó que si un día le entraba<br />
a <strong>la</strong> bo<strong>la</strong>, le entraría con él. Tenía aspecto de ganador.<br />
-Porque no has visto a Zapata -le dijo Eu<strong>la</strong>lia.<br />
-No, pero conozco <strong>la</strong>s caras de los indios de su rumbo -contestó Andrés.<br />
No pelearon. El hab<strong>la</strong>ba de el<strong>la</strong> como de un igual. Nunca lo oí hab<strong>la</strong>r así de<br />
otra mujer.<br />
Cuando Venustiano Carranza llegó a México y convocó a una convención<br />
de gobernadores y generales con mando, para el primero de octubre, don<br />
Refugio vaticinó que Vil<strong>la</strong> y Zapata no apoyarían al viejo Carranza. Otra<br />
vez acertó.<br />
La Convención se tras<strong>la</strong>dó a sesionar a Aguascalientes y ahí sí fueron Vil<strong>la</strong><br />
y Zapata. A fines de octubre se aprobó el P<strong>la</strong>n de Aya<strong>la</strong>. Don Refugio<br />
empezó a beber desde que imaginó que eso sería posible y para cuando<br />
se confirmó <strong>la</strong> noticia llevaba tres días borracho y repitiendo:<br />
-Se los dije, hijos, ganó «Tierra y Libertad».<br />
-Usted dirá lo que quiera, pero hacen mal en pelearse con el general<br />
Carranza -dijo Andrés.<br />
Eu<strong>la</strong>lia se acarició <strong>la</strong> barriga y preparó café. Le gustaba oír a su padre<br />
conversar con su señor.<br />
A principios de noviembre Carranza salió de México y desde Córdoba<br />
desconoció los actos de <strong>la</strong> Convención. En Aguascalientes <strong>la</strong> Convención<br />
siguió reuniéndose como si nada, nombró un Presidente provisional de <strong>la</strong><br />
República y siguió peleando <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>zas a los carrancistas.<br />
El día 23 los gringos le entregaron Veracruz al general Carranza, pero el<br />
24 en <strong>la</strong> noche <strong>la</strong>s Fuerzas del Sur entraron a <strong>la</strong> ciudad de México.<br />
El 6 de diciembre Eu<strong>la</strong>lia amaneció con dolores de parto. De todos modos<br />
su padre decidió que antes de cualquier cosa tendrían que ir a <strong>la</strong> Avenida<br />
Reforma para ver desfi<strong>la</strong>r al Ejército Convencionista con Vil<strong>la</strong> y Zapata a<br />
<strong>la</strong> cabeza.<br />
Una columna de más de cincuenta mil hombres entró tras ellos. El desfile<br />
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