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Arrancame la vida

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daba sus opiniones el<strong>la</strong> lo oía como a un genio, moviendo <strong>la</strong> cabeza de<br />

arriba para abajo. Quizá por eso el diputado terminaba sus más<br />

elocuentes intervenciones preguntando: « ¿Cierto o no, Susy?», a lo que<br />

el<strong>la</strong> respondía: «Certísimo, mi <strong>vida</strong>», y por última vez movía <strong>la</strong> cabeza.<br />

Eran un equipo. Yo nunca pude hacer un equipo así. Me faltaba<br />

dedicación.<br />

-¿Y qué tal el juego? -pregunté.<br />

-Bien -dijo Andrés. A ustedes no les pregunto cómo les fue porque me lo<br />

imagino. No sé cómo les gusta el campo. Se ve que no trabajaron ahí.<br />

¿Visitaste a tu amigo Medina? -le preguntó a Carlos.<br />

-No dio tiempo. Nos quedamos en Tonanzint<strong>la</strong>. La iglesia es<br />

impresionante, quiero dar un concierto ahí.<br />

-Dalo. Mañana arreg<strong>la</strong>mos eso en lugar de que pierdas tiempo visitando a<br />

Medina.<br />

-Medina es mi amigo y tiene problemas.<br />

-Pendejadas. El único problema que tiene es dejarse dirigir por Cordera y<br />

empeñarse en ser líder de <strong>la</strong> CTM en Atlixco. Porque en Atlixco <strong>la</strong> CTM se<br />

va a chingar, y Medina con el<strong>la</strong>, como que me l<strong>la</strong>mo Andrés Ascencio.<br />

-¿Por qué te metes, Chinti? Deja que los trabajadores decidan a quién<br />

quieren -dijo Carlos con el aire de hermano mayor que tanto irritaba al<br />

general.<br />

-El que no se tiene que andar metiendo eres tú. Dedícate a tu música y tus<br />

intelectualidades, dedícate si quieres a <strong>la</strong>s mujeres complicadas, pero no<br />

te metas en política, porque éste es un trabajo que hay que saber hacer.<br />

A mí no se me ocurre dirigir orquestas y te aseguro que es mucho más<br />

fácil pararse a mover <strong>la</strong>s manos frente a una bo<strong>la</strong> de Maríachis que<br />

gobernar alebrestados y cabrones.<br />

-Cordera y Medina son mis amigos.<br />

-¿Y yo qué? ¿No soy tu amigo? ¿Ve usted, diputado Puente? Así le pagan<br />

a uno -me miró y siguió. ¿No estás de acuerdo, Catalina? ¿Ya te convenció<br />

el artista de que a <strong>la</strong> izquierda unida jamás será vencida? Son un desastre<br />

<strong>la</strong>s mujeres, uno se pasa <strong>la</strong> <strong>vida</strong> educándo<strong>la</strong>s, explicándoles, y apenas<br />

pasa un loro junto a el<strong>la</strong>s le creen todo. Ésta, así come <strong>la</strong> ve, diputado,<br />

está segura de que el cabrón de Álvaro Cordera es un santo dispuesto a<br />

echar su suerte con los pobres de <strong>la</strong> tierra. Y lo ha visto tres veces, pero<br />

ya le creyó. Con tal de estar en contra de su marido. Porque ésa es su<br />

nueva moda. La hubieran conocido ustedes a los dieciséis años, entonces<br />

sí era una cosa linda, una esponja que lo escuchaba todo con atención,<br />

era incapaz de juzgar mal a su marido y de no estar en su cama a <strong>la</strong>s tres<br />

de <strong>la</strong> mañana. Ah, <strong>la</strong>s mujeres. No cabe duda que ya no son <strong>la</strong>s mismas.<br />

Algo <strong>la</strong>s perturbó. Ojalá y <strong>la</strong> suya se conserve como hasta ahora,<br />

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