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Caminó hasta <strong>la</strong> mesa en <strong>la</strong> que estaba subido Gómez. No se me ol<strong>vida</strong> su<br />
figura b<strong>la</strong>nca extendiendo <strong>la</strong> mano hacia arriba.<br />
-Bájate de ahí, papacito -le decía. Es peligroso. No te vayas a caer y te<br />
<strong>la</strong>stimes. Anda bájate.<br />
-Tú no me hables así -le gritó Gómez. ¿Crees que soy un idiota? ¿Crees<br />
que soy el idiota de tu hijito? Me tratas como si yo fuera él. A ver si no lo<br />
tratas a él como si fuera yo. Seguro que lo tratas como a mí, te he visto<br />
cuando lo llevas a acostar, cómo lo acaricias y le hab<strong>la</strong>s, ya te lo has de<br />
haber cogido con más ganas que a mí. Vieja puta -dijo brincando de <strong>la</strong><br />
mesa sobre <strong>la</strong> Bibi. Le puso <strong>la</strong>s manos en el cuello y empezó a apretárselo.<br />
-Haz algo -le dije a Andrés.<br />
-¿Qué quieres que haga? Es su mujer, ¿no? -me contestó.<br />
Chofi empezó a gritar como una histérica y Fito <strong>la</strong> abrazó para conso<strong>la</strong>r<strong>la</strong>.<br />
Nadie intervenía.<br />
Bibi sin perder <strong>la</strong> elegancia forcejeaba con <strong>la</strong>s manos del general sobre su<br />
cuello.<br />
-Ayúda<strong>la</strong> -dije ja<strong>la</strong>ndo a Andrés de <strong>la</strong> mano hasta estar junto al general<br />
que sudaba y resop<strong>la</strong>ba.<br />
-Gómez, no exageres tu amor -dijo Andrés, metiendo <strong>la</strong> mano entre <strong>la</strong>s<br />
de Gómez y el cuello de <strong>la</strong> Bibi. En cuanto Gómez <strong>la</strong> soltó, yo <strong>la</strong> abracé.<br />
-No es nada -me dijo. Está jugando, ¿verdad, mi <strong>vida</strong>? -le preguntó a<br />
Odilón, que en segundos había cambiado <strong>la</strong> mirada de loco enfurecido por<br />
una de perro juguetón.<br />
-C<strong>la</strong>ro, Catita. ¿Usted cree que yo quiera <strong>la</strong>stimar a esta niña preciosa? Si<br />
<strong>la</strong> adoro. A veces jugamos un poco brusco, pero todo es juego. Perdonen<br />
ustedes si los asusté. Música, por favor, maestro.<br />
El de <strong>la</strong> orquesta empezó a tocar Estrellita. La Bibi se acomodó el vestido,<br />
puso una mano sobre el hombro izquierdo del general y le dio <strong>la</strong> otra<br />
mientras apoyaba <strong>la</strong> cabeza contra su pecho con mucha gracia para<br />
ponerse a bai<strong>la</strong>r.<br />
Al rato ya todo el mundo había ol<strong>vida</strong>do el incidente y otra vez Bibi y Odi<br />
eran una pareja perfecta.<br />
CAPÍTULO XI<br />
En casi todos los estados <strong>la</strong>s mujeres no tenían ni el pendejo derecho al<br />
voto que Carmen Serdán había ganado en Pueb<strong>la</strong>. Por primera vez<br />
éramos <strong>la</strong> avanzada, así que el 7 de julio amanecí más elegante que<br />
nunca y fui con Andrés a caminar y a presumir mi condición de su mujer<br />
oficial. No había mucha gente en <strong>la</strong>s casil<strong>la</strong>s, pero encontramos<br />
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