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Arrancame la vida

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Al año se casaron en el rancho de Atlixco. Fue todo México. Desde el<br />

padrino Presidente con los secretarios de Estado, hasta los jefes de zona<br />

militar, quince gobernadores, todos los pob<strong>la</strong>nos ricos y Lucina y Juan que<br />

terminaron abrazados a media pista sin que nadie se metiera con ellos.<br />

No se me ol<strong>vida</strong> <strong>la</strong> Lili bai<strong>la</strong>ndo con su padre, apoyada en él como si le<br />

gustara su protección, dejándose llevar de <strong>la</strong> cintura por todo el centro del<br />

inmenso jardín; árboles viejos de siglos y un río al que le echaron flores<br />

por <strong>la</strong> mañana en Matamoros para que a <strong>la</strong>s tres de <strong>la</strong> tarde estuvieran<br />

pasando por el rancho de San Lucas, donde se casaba <strong>la</strong> primera hija del<br />

general Ascencio.<br />

Me encargué del traje de Lilia. Estaba preciosa metida en todas esas<br />

organzas. Bai<strong>la</strong>ba con su padre echando <strong>la</strong> cabeza hacia atrás, girando los<br />

pies rápido para seguirlo en el paso doble.<br />

Luego <strong>la</strong> orquesta tocó Sobre <strong>la</strong>s o<strong>la</strong>s y Andrés se <strong>la</strong> entregó a Emilito<br />

para que <strong>la</strong> abrazara mientras oían »su canción». No sé cuándo<br />

inventaron que ésa era su canción, aunque a Lilia le daba lo mismo, se<br />

aferraba como <strong>la</strong> mejor actriz a los papeles que le iban tocando.<br />

Daban vueltas por <strong>la</strong> pista mientras <strong>la</strong> gente ap<strong>la</strong>udía.<br />

-¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! -tras un rato de mirarse y mirar al suelo se tocaron<br />

<strong>la</strong>s bocas un segundo y volvieron a bai<strong>la</strong>r en silencio.<br />

Andrés regresó a sentarse en <strong>la</strong> mesa que compartíamos con los<br />

consuegros. Pidió coñac, sacó un puro y empezó a echar humo.<br />

-Mi querido consuegro -dijo: ¿estamos en lo de <strong>la</strong>s estaciones de radio?<br />

-Cómo no vamos a estar, consuegro -le contestó don Emilio estirando <strong>la</strong><br />

risa.<br />

-Qué bonito ha salido todo, Catalina, <strong>la</strong> felicito -dijo mi consuegra.<br />

-Es usted muy amable, doña Concha -contesté descubriendo <strong>la</strong> cara de un<br />

tipo guapísimo sentado en <strong>la</strong> mesa de <strong>la</strong> Bibi y el general Gómez Soto.<br />

-Para nada -dijo doña Concha. Meterse en todo este trabajo por una niña<br />

que no es suya. ¿Quién es <strong>la</strong> mamá de Lili?<br />

-Hasta donde a mí me importa, yo soy su mamá, doña Concha -dije.<br />

Bibi notó que miraba hacia su mesa con curiosidad y se acercó a salvarme<br />

de <strong>la</strong> consuegra. Fui con el<strong>la</strong> hasta el tipo elegantísimo como C<strong>la</strong>rk Gable<br />

que se levantó y extendió <strong>la</strong> mano:<br />

-Quijano, para servirle -dijo.<br />

-Gracias -contesté.<br />

-¿No conocías a Quijano, Catalina? -preguntó el general Gómez Soto. Es<br />

pob<strong>la</strong>no y se ha vuelto famoso como director de cine.<br />

Empezamos una, conversación sobre pelícu<strong>la</strong>s y artistas. Me invitó a ver<br />

el estreno de La dama de <strong>la</strong>s camelias, su primera pelícu<strong>la</strong>, y acepté<br />

contando cuánto le gustaba a mi madre y lo que significó para mi casa <strong>la</strong><br />

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