Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

¿Nació en la zona oeste? Mi familia vivía en Haedo,
pero como en esa época era todo campo y no había agua
corriente, a mi madre le recomendaron atenderse en la
Ciudad cuando estaba embarazada de mí. Eso motivó
que naciera en la Capital Federal por accidente. Mi nombre
se lo debo a un médico partero. Mamá era ama de
casa, y papá, comerciante.
¿Dónde realizó sus estudios? Tuve una maestra particular
hasta que por la edad pude ingresar al colegio.
Entré a primer grado, pero sabía tanto que me pasaron a
segundo directamente. La secundaria la hice en el Mariano
Acosta y me recibí de maestro. Después cursé distintos
estudios de música y me recibí de profesor de piano. Sin
embargo, mi preparación no terminó en ese momento: seguí
con maestros particulares, porque me interesaba aprender
dirección coral y aspectos didácticos de la música,
es decir, una metodología para que todo el mundo
pueda sacarse el miedo a aprender música.
¿Por qué razón decidió dedicarse a la música?
Tuvo que ver con las compañías. Tenía un amigo en
Floresta que estudiaba piano con una profesora en Haedo,
y empecé a aprender con ellos sin decir nada en mi casa.
Las veces que les había contado a mis padres que quería
estudiar me trataron como un loco, porque veían la
música como algo medio afeminado. El primer mes lo
pasé bárbaro, pero cuando terminaron los 30 días debía
pagar 5 pesos, así que estuve obligado a contar todo
en la familia. Finalmente me dejaron seguir con las clases,
y mientras tanto cursaba en el colegio.
Es evidente que la docencia ocupa un lugar central
en su vida. Lo que pasa es que empecé a trabajar
en la Escuela N° 8 como maestro desde muy joven. Era
una realidad distinta a la actual, porque en la década del
sesenta en esas escuelas no había profesor de música.
A mis alumnos les daba música porque estaba convencido
que era un elemento fundamental en la
formación estética y social del chico. Esas clases
eran tan populares que tuvimos que ampliar el cupo y
dictar los sábados, donde venían todos los que querían.
Ahí nació el germen de este movimiento cultural: el
coro de la escuela. Llegamos a viajar por todo el país, y
surgió aquello de “Haedo, la ciudad que canta”. Después
empecé a dar clases en la Escuela N° 78, cerca del Emaús,
donde también enseñé.
¿Qué puede contarnos del coro de la Escuela N°
8? El coro es la suma de todas las voluntades, es como
las llamas que prenden el fuego: todas son necesarias.
El coro es la mejor escuela de la democracia: no hay líderes,
se luce el grupo y no los individuos. De otra manera,
el trabajo no sirve. Volviendo a la pregunta, muchos
chicos querían ingresar, pero yo ponía como condición
que les fuera bien en la escuela. Eran muy buenos,
a tal punto que la mayoría de ellos siguieron en el
coro de adultos. Fuimos a Brasil, Uruguay y a todas las
provincias del país. Hay muchas anécdotas que rememoran
esos tiempos.
¿Recuerda alguna? Las chicas del coro juvenil eran todas
lindas. Entonces, necesitaba a mi lado un guardia
que espantara a todos los hombres que les revoloteaban.
Por ejemplo, cuando fuimos a Salta nos dieron un
pabellón hermoso para alojarnos. Mi mujer y yo estábamos
en una habitación, y en otras, las chicas. En medio
de la noche se escuchaban voces, ¿qué es ese murmullo?
Eran muchachos que se metían a las otras habitaciones
por las ventanas. Así que me tenía que pasar
toda la noche despierto para cuidarlas.
La experiencia coral lo debe haber motivado a
conformar coros en otros colegios. Por supuesto.
En realidad hice algo a nivel más general, porque quería
difundir la actividad a la mayor cantidad de escuelas
posibles a través del trabajo de otros maestros. Para
eso era necesario prepararlos, y empezamos a dictar
cursos permanentes de actualización en educación musical.
Realicé un compendio de publicaciones que facilitaba
al que no sabía nada de música elementos para
que los trabajara con los chicos en el grado. Esta movida
se hizo tan grande que empecé a brindar cursos a
nivel provincial, de donde surgieron muchísimos directores
de coro que hoy están trabajando en toda la provincia.
Con el tiempo los conservatorios protagonizaron
un gran cambio. Antes, para ser profesor de música
en la escuela primaria era condición tocar el piano. Más
tarde se creó la carrera de educador de música, no con
tanta técnica, sino con mucha pedagogía y psicología.
También llevó la música a las provincias. Sí. El
Ministerio de Educación me transfirió del cargo de maestro
al de pedagogo por toda la provincia de Buenos Aires.
1 4 • M U N I C I P I O D E M O R Ó N