Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

todo en la Sociedad Argentina de Urología, de la cual
llegué a ser presidente, y en la Confederación Americana
de Urología. Viajé mucho a los congresos médicos desde
1990. Iba todos los años a Estados Unidos y a Europa,
principalmente Italia, España y Francia. En Italia fuimos
a Bologna, y en Francia a un hospital de París. Nos recibieron
muy bien. Era otra época, en la que los médicos
jóvenes podían pagarse un viaje en cuotas. Sin duda
esas experiencias son importantes para tener una visión
más global y real de lo que hacemos. Lo que más se notaba
era que en el país había mucha energía, pero la tecnología
no era suficiente. A pesar de eso aprendimos
diferentes políticas médicas para implementar, sobre
todo en el terreno de la prevención, algo básico que
permite detectar un mal a tiempo.
¿Los reclamos actuales de los hospitales siempre
existieron? Cuando yo era médico joven, los hospitales
funcionaban mucho mejor. Hay que tener en cuenta
que los centros sanitarios no eran tantos, pero tampoco
había tanta población. Cuando se inauguró el Castex, alrededor
del edificio lo único que había era campo. El
tema fue complicado: no sólo la densidad poblacional
aumentó enormemente, sino que además no todos podían
acceder a la medicina privada. Entonces mucha
gente se volcó al hospital público, con la consiguiente
demanda de mayores recursos, más cantidad de médicos
y mejor organización.
¿Qué aspecto habría que mejorar? El hospital no debería
atender solamente de 8 a 12, sino de 8 a 20, y a
los médicos habría que pagarles mejores sueldos para
que concentren su actividad en un mismo lugar. Pero
estas son políticas sanitarias que también dependen de
la gente. Por ejemplo, si alguien sufre de otitis, debería
ir a la sala de primeros auxilios y después al hospital,
porque allí se gastan los recursos necesarios para una
enfermedad más grave. No hay conciencia de la gente
de cómo tiene que ser atendida. Es imprescindible saber
dónde están las salas de primeros auxilios, que son
el primer nivel de cuidado.
¿Qué hizo cuando dejó la práctica hospitalaria? Lo
que siempre quise: tener mi propio servicio de urología.
Con la plata de la jubilación y otros ahorros pude comprar
una casa en Morón, y la remodelé para inaugurar
los consultorios. Conté con la ayuda de mi hijo y tres médicos
que trabajaban en el hospital conmigo. Montamos
un centro urológico en la calle García Silva. Atendíamos
a los afiliados de Pami, venía mucha gente. Ahora estamos
sólo mi hijo y yo. Además tengo un consultorio
propio en Villa Tesei.
Se habla mucho de la manera en que la atención
sanitaria en lugares públicos forma y prepara al
profesional. ¿Qué opina del tema ahora que no
frecuenta esos pasillos? Estoy absolutamente de
acuerdo, porque más allá de los problemas económicos,
es indudable que el hospital es un lugar de jerarquía.
El hospital para mí era como una segunda casa,
allí conocí a mi mujer, allí estudiaron mis hijos. Formó
parte de mi vida.
I L U S T R E S C O N O C I D O S • 1 5 7