Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

Entonces me quedé con atender el hogar. Cuando dejé
la escuela sufrí mucho, viví internada en terapia intensiva
y unidad coronaria. Pero ahora ya estoy bien, me hacen
los electros de control y listo.
Después de ese episodio empecé a ser voluntaria hospitalaria
en la Asociación para la Rehabilitación del Niño
Lisiado, ARENIL.
Mi esposo fue fundador de ese centro de salud.
Igualmente nunca dejó de trabajar en el banco. Los dos
desarrollábamos, en paralelo con nuestros trabajos, ayuda
a la comunidad.
¿Qué puede contar de su trabajo como voluntaria?
Trabajábamos con los pacientes y la psicopedagoga.
Cuando descubría que un chiquito tenía problemas de
atención y aprendizaje, lo invitaba a casa y les daba
clases particulares gratis. En ARENIL creamos hasta el
quirófano. En 1982 era jefa de voluntarias. Ese año, el
Hospital de Morón estaba preparado para recibir a los
heridos de la guerra de las islas Malvinas. Un día llamaron
desde CIVHA, la Coordinación de Voluntarias
Hospitalarias Argentinas, que enmarca a todas las voluntarias
a nivel nacional, solicitando ayudantes para el
Hospital.
Entonces fuimos cuatro de nosotras a colaborar en las
tareas. Hacíamos trabajos de sala y arreglamos el archivo.
A partir de ese momento nunca más dejé de ir.
Hasta el 2007 trabajé todos los días.
¿Con qué tareas? Juntábamos remedios y ropa que la
gente donaba. En las fiestas repartíamos juguetes. A
todos los bebés les dábamos un ajuar, pero a los dos
primeros que nacían el día del niño les entregábamos
unos especiales. En maternidad saben que eso es sagrado.
Puedo decir que después de mi casa, el hospital
es el lugar más hermoso para mí. Yo llego al hospital y
me olvido de todos los problemas personales, porque
uno trae soluciones. Si alguien necesita contención, se
la das; si alguien precisa una silla de ruedas, tratás de
conseguirla. Así vas cumpliendo con distintas necesidades.
Esa práctica te la dan los años.
¿Qué le recomendaría a una mujer que desea ser
voluntaria? Hay que reunir algunas características particulares
para trabajar como voluntaria, tenés que ser
honesta y buena. Después de los 18 años podés serlo,
pero a mí la experiencia me dice que a partir de los 50
es el mejor momento. Por otro lado, debería ser una
mujer que no tuviera hijos. La personalidad de las voluntarias
es muy especial, porque las razones por las cuales
se asocian a este grupo no son personales. Si querés
unirte al voluntariado, quiere decir que sos una persona
paciente, que acompaña a la gente en su dolor, y
trata de que pase sus momentos de la mejor manera
posible.
Vida y obra. Dora nació el 15 de junio de 1922,
y ya a los 24 años comenzó a ejercer la docencia cerca
de su ciudad natal, Lincoln, un pueblo del interior
de la provincia de Buenos Aires. Después de casarse
se mudó a Morón, y fundó la Escuela N° 12 del barrio
San Martín, en el partido de Merlo. Por otro lado,
fue directora de la Escuela N° 7 de Castelar en 1968.
Un año más tarde se unió a la Coordinación de
Instituciones del Voluntariado Hospitalario Argentino,
CIVHA, y creó el servicio de voluntarias de ARENIL
(Asociación para la Rehabilitación del Niño Lisiado).
Durante la guerra de Malvinas tuvo que cumplir servicio
en el Hospital de Morón, donde ahora ejerce la
jefatura.
También formó parte de la rueda femenina del Rotary
Club de Morón, donde desarrolló distintas tareas benéficas.
Por su trayectoria y esfuerzo a favor de la
comunidad recibió numerosos reconocimientos y distinciones,
entre ellos de la Agrupación AMORES
(1995) y del Rotary Club de Morón (1998). En el aniversario
de la ciudad de Castelar fue elegida como
vecina destacada (2001), y destinataria de un premio
en reconocimiento a su labor voluntaria de parte de
la mencionada CIVHA (2003).
I L U S T R E S C O N O C I D O S • 1 0 1