Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

Cuando usted tenía 10 años su familia se lo llevó
a España ¿Cuánto tiempo vivió allí y qué experiencias
recuerda de esa época? Después de la crisis
en el país por el golpe de Estado que derrocó a
Hipólito Yrigoyen en 1930, mis padres decidieron viajar
a España. Su comercio en Corrientes y 25 de Mayo
se fundió, así que no les quedó otra opción. Mi padre
era madrileño, por lo cual nos fuimos para su ciudad
natal. En España se estaba instaurando la República,
estado democrático y republicano que comenzó con la
salida del país del rey Alfonso XIII. Estuvimos un par de
años en Madrid, y como ellos se separaron, me fui con
mi madre a Salamanca, zona de Castilla. Pero ella tuvo
que regresar a Argentina en 1935 para cobrar la herencia
de mi abuelo, entonces yo me quedé solo a los 14
años. En julio de 1936 fui a visitar a mi padre. Volví a mi
pueblo el 16 de ese mes, y justo al día siguiente se desató
la Guerra Civil Española, que se extendió desde el
17 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939, concluyendo
con la instauración del régimen dictatorial fascista de
Francisco Franco.
A partir del conflicto, España quedó dividida en
dos bandos, el republicano y el franquista. ¿Cómo
vivió esa situación? Yo quedé en la parte franquista
y papá en la parte republicana. A mi padre no lo vi más.
Cuando terminó la guerra civil, la guerrilla siguió ocho
años más, pero como yo ya era conocido por mi actividad
como torero, me dieron el permiso para entrar a Madrid.
Sin embargo, recién ingresé el 5 de mayo de 1939
y mi papá había fallecido el 30 de abril de ese año, así
que no pude estar con él. Luego volví a Salamanca,
mientras mi madre seguía en Buenos Aires.
¿Cuándo comenzó a torear? A los 13 años cuando
estaba en Salamanca. Tres años después debuté en la
Plaza de Toros de Salamanca. Fue una experiencia increíble,
me decían el Argentinito. Estaba en la categoría
de novillero, y permanecí siete años toreando. Pero
como no podía vivir sólo de la profesión de torero, hacía
tareas de contador. Al año de terminar la guerra civil,
las autoridades franquistas anunciaron que todos los
extranjeros se debían presentar en la comisaría para regularizar
la situación. Yo tenía la cédula como residente
español y trabajador. Creía que tenía todos los papeles
en orden, pero me equivoqué.
¿Lo obligaron a volverse a su país? No, en la comisaría
se creían que era español, pero yo lo negué. Me
emocionaba también pasar por la Embajada Argentina.
Insistían con que era español porque necesitaban españoles
para el ejército. Me dieron quince días de plazo
para que lo pensara y me decidiera por ser español o
argentino. Si yo seguía insistiendo en ser argentino, me
iban a detener en ese mismo momento. Transcurrido el
plazo estimado me presenté tranquilo, pensando que no
iba a pasar nada. Llené un formulario y en el casillero de
nacionalidad escribí argentino. El comisario no me dijo
nada, pero vinieron dos guardias civiles y me detuvieron.
Estuve cinco días en esa situación, después me trasladaron
a la cárcel, donde seguía incomunicado. A los
pocos días vino la policía y nos llevaron en tren a la frontera
con Francia. Nos encarcelaron ahí y nos dejaron incomunicados.
Sólo podíamos ver por una ventana,
desde donde pudimos presenciar la reunión que tuvo
Franco con Adolf Hitler. De allí nos llevaron a Burgos,
al famoso campo de concentración Miranda de Ebro, el
más grande que tuvo España.
Debe tener imágenes bastante fuertes del campo.
Lamentablemente sí. La mayoría de los argentinos que
estaban en los campos de concentración tenía una historia
similar a la mía: se habían radicado en España desde
muy chicos. El campo tuvo tres etapas. Primero estuvieron
detenidos sólo los españoles. En la segunda etapa seguían
entrando españoles y algunos extranjeros. Y en la
última fase sólo ingresaban extranjeros. Mientras estaba
allí hicieron un festival taurino dentro del pueblo y se enteraron
que yo estaba detenido en ese lugar. Entonces le
pidieron permiso al comandante para que yo pudiera torear
en ese festival. Después me llamó el comandante y
me asignaron a la oficina de extranjeros.
¿Qué tareas desarrolló en la oficina? Pude ayudar
a los argentinos que venían. Los mandaba a la cocina, a
confeccionar uniformes, al hospitalito, dependiendo de
las habilidades de cada uno. También hice mucho para
salvar a los compañeros. Recuerdo que un día un compañero
me dijo que iba a venir la Gestapo (policía secreta
oficial de la Alemania nazi) a buscar varias
personas para llevarlos a los campos de exterminio.
¿Cuándo fue liberado? Estuve en el campo dos años,
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