Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

Yo tenía que ir a Uruguay a un campeonato rioplatense.
Cuando vuelvo, como ella tenía novio, nos encontramos
en la casa de uno de sus primos de Neuquén. Empezamos
a salir todos los días de la semana, y a los pocos meses
nos casamos. Apostamos y seguimos, a pesar de
los problemas.
¿Cuáles? En 1968 comencé a tener problemas con la
federación deportiva, justamente porque me casé. Sin
embargo, lo pude solucionar, y al año siguiente pude volver
a competir. Fue muy importante el hecho de que mi
mujer también estuviera ligada con la actividad deportiva:
hacía paracaidismo, mientras yo practicaba jabalina.
Además se destacó en el área cultural. Sí. Con mi
mujer comenzamos a hacer teatro, íbamos a las clases
que daba el padre del actor Ricardo Passano.
Representamos varias obras en el Teatro de Morón, e incluso
llegamos a formar una Agrupación Cultural
Latinoamericana llamada ATLA. Luego empezamos a trabajar
para Perú, en proyectos vinculados con comunidades
indígenas. Entre otras cosas fui secretario de
Cultura, Educación y Turismo del Sindicato en el partido
de La Matanza.
¿Cómo es eso de que rescataba a compañeros desaparecidos?
Fue durante la última dictadura militar,
cuando ingresé a trabajar a SEGBA, la vieja compañía
de luz. Entré a ese lugar gracias a mi padre, que se había
desempeñado en la empresa anterior a SEGBA, llamada
Cadi. Alternaba las tareas con una función
específica: ir en busca de compañeros desaparecidos.
Me ponía corbata y camisa, y con alguna
excusa rastreaba dónde se los habían llevado. Es
increíble, pero se me abrían las puertas en todos lados,
y eso me ayudaba. Recuerdo que sacamos gente de la
cárcel de Ezeiza, por ejemplo. En SEGBA, además, estuve
a cargo de un auditorio que convertí en gimnasio.
Con mis conocimientos de entrenador, y con la supervisión
de los médicos, hasta pudimos rehabilitar enfermos
cardíacos.
Vida y obra. Rafael Di Fonzo nació el 9 de
enero de 1941 en el partido de Ituzaingó, donde
comenzó a practicar rugby en el club Gimnasia y Esgrima
(GEI) de esa localidad. Luego comenzó a entrenar
tiro de jabalina en Vélez Sarfield, donde tuvo
sus primeros contactos con su especialidad, que lo
llevaron a ganar en la década del sesenta el Torneo
Sudamericano de Jabalina llevado a cabo en Chile.
Años más tarde formó parte de la delegación de
River Plate y continuó viajando al exterior. Se presentó,
entre otros certámenes, en los Juegos
Panamericanos de 1967 en Winnipeg, Canadá.
Su trabajo en SEGBA le permitió continuar con los
entrenamientos, pero tuvo que dejar de lado las
competencias. Se dedicó entonces a realizar otros
aportes en el ámbito del deporte, como su colaboración
en la formación de un centro polideportivo en
el actual partido de Hurlingham, la Asociación Deportiva
de Morón (ADEM). Brindó asesoramiento,
además, a distintas instituciones deportivas del
país.
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