Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

Al entrar se desmayó en el sillón del juez por miedo, ya
sabía que lo iban a detener. Después, pasó lo que contó
Sara. Igualmente Luis ya tenía una tumba, el río, y eso
nos tranquilizaba.
¿En la actualidad siguen formando parte de
Familiares?
Jaime: Hasta hace dos años trabajamos activamente
allí, porque el viaje en tren y subte era muy dificultoso
para nosotros; por eso dejamos de ir. Pero cuando asumió
Martín (Sabbatella) (1999), comenzamos a reunirnos
con otros compañeros para transformar el lugar
donde funcionó el ex centro de torturas Mansión Seré
en un museo de la memoria y centro de actividades.
Tuvimos varias charlas con Martín sobre su organización.
Fui presidente de la Asociación Seré ni bien se
formó, y desde ese entonces ya teníamos en la cabeza
hacer excavaciones arqueológicas en la zona. Cuando
se hizo el primer acto en la ex Mansión Seré, Sara propuso
que la Casa de la Memoria (actual sede de la
Dirección de Derechos Humanos del Municipio de Morón)
se llamara Casa de la Memoria y la Vida. Es por los chicos
que en la actualidad juegan en el predio, y por la
gente que lo visita permanentemente. Una forma de
decir que hoy hay vida donde ayer hubo muerte.
Vida y obra. Sara y Jaime se conocieron en Ambrosetti,
un pueblo de la provincia de Santa Fe. Después de noviar por
carta durante tres años, se casaron y se mudaron primero a la
Ciudad de Buenos Aires, para instalarse finalmente en Morón.
Tuvieron tres hijos. El menor de ellos, Luis Pablo, militante de
la Federación Juvenil Comunista, fue secuestrado por un grupo
de tareas en Morón el 10 de agosto de 1976, mientras hacía el
servicio militar obligatorio. A partir de ese momento, la pareja
comenzó a trabajar en Familiares de Detenidos y Desaparecidos
por Razones Políticas, uno de los primeros organismos creados
para la defensa de los derechos humanos.
En 1980 iniciaron un juicio contra Reynaldo Bignone, director
del Colegio Militar cuando Luis fue llevado allí luego de
su secuestro. Lograron que el dictador fuera a la cárcel unos
pocos meses, hasta que la causa pasó a la justicia militar y
quedó en el olvido.
Ambos fueron protagonistas destacados en la Asociación Seré
por la Memoria y la Vida, organismo que desde la Casa de la
Memoria y la Vida, sede de la Dirección de Derechos Humanos
del Municipio, lucha por poner luz sobre los crímenes cometidos
por el terrorismo de Estado entre 1976 y 1983.
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