Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

la española o la inglesa, debemos dotar a los hospitales
de toda la capacidad técnica y profesional
necesaria. El hospital público, con el apoyo del Estado,
tiene la posibilidad de hacer campañas de prevención mucho
más importantes que cualquier entidad privada. Mi
impresión es que el hospital público debe ser la cabeza y
las clínicas privadas, el sostén, porque a pesar de que la
situación está mejorando, hay una gran carencia prestacional.
Hay un montón de gente con necesidades de atención,
y es el Estado el que tiene que acudir hacia ellos. La
clínica privada tiene que estar para el apoyo puntual a
los casos más graves.
¿Cómo se podría organizar mejor? Una vez definido
el modelo, hay que definir el presupuesto. Hoy el costo
de dar salud es de 150 pesos por persona por mes. Yo
creo que el Estado está en condiciones de hacerlo debido
a la alta recaudación que obtiene, pero el problema
está en la distribución. Cuando consigamos mejorar
este aspecto vamos a estar mucho mejor. En la actualidad
hay tres tipos de salud: la del indigente en los
hospitales públicos, donde los médicos y las enfermeras
se rompen el lomo por tratar de hacer algo; la de la
clínica privada, que trata de sostener un modelo con lo
que hay; y después está la de la clase alta. El problema
de la salud es un hecho que no pudo resolver ningún
gobierno desde que tengo uso de la razón. Me parece
que la salud no es políticamente rentable, y eso es grave.
¿En qué debería trabajar más el Estado? En la prevención
de la enfermedad, y no hay campañas de prevención.
Sé que hay un montón de buenas intenciones,
pero lamentablemente con buenas intenciones individuales
no se hace nada. Deberían existir centros especializados
para cada enfermedad. Acá en Morón llegaron
a funcionar cinco resonadores, ¿para qué? Incluso
había ocho o diez centros de diálisis, porque estas son
modas como el paddle. Todas las clínicas tenían una terapia
neonatal. No puede ser así, cada una tiene que
tener un perfil. El único que puede tener todas las prestaciones
es el hospital, que debe hacerlo porque abarca
a toda la población.
Usted también es fanático del automovilismo.
¿Cómo nació esa pasión? Es una cosa rara e inexplicable,
porque ya a los 8 años escuchaba las carreras de
fórmula uno que se relataban por radio, y me enloquecían.
De joven no me pude dedicar porque es un deporte
que requiere para su práctica un aporte de dinero
importante. Y cuando empecé a tener algo de dinero surgió
el trabajo, el estudio y la familia. Pero un día mi hijo
estaba haciendo el curso de piloto, compitiendo, y me
pregunté: ¿Por qué yo no? Debuté en el automovilismo
a los 58 años. Me divertí mucho y hasta corrí con mi hijo.
¿Cómo fue eso? Corrí ocho carreras en el Autódromo
de Buenos Aires, en Mar del Plata, en La Plata y en Mar
de Ajó. Me gustó mucho. Siempre cuento que mi primera
carrera significó la emoción más grande de mi vida. Estaba
con mi coche listo para largar en la grilla y recordaba
cuando fui con mi papá a la inauguración del autódromo
en 1952.
Vida y obra. Ricardo Piccinin nació en 1943
en la Ciudad de Buenos Aires. En la actualidad vive
en Villa Sarmiento. Su actividad empresarial de muchos
años devino en una incursión en el área de
salud: la creación del Instituto Médico Constituyentes
en 1981, situado en pleno centro moronense.
Hace 10 años también creó la Escuela de Enfermería
en el partido, de la que egresan más de 40 profesionales
por año. Fue además presidente de la
Asociación de Clínicas.
Ricardo se confiesa amante del automovilismo. Debutó
en ese deporte a los 58 años, y actualmente
sigue corriendo su hijo.
I L U S T R E S C O N O C I D O S • 1 2 5