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Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

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¿Teniendo en cuenta que la geología era una ciencia<br />

prácticamente <strong>de</strong>sconocida en la década <strong>de</strong>l<br />

40, qué lo motivó a seguirla? Cuando hice el bachillerato<br />

con un grupo <strong>de</strong> amigos teníamos una materia<br />

llamada Mineralogía y Geología. Ahí fue cuando <strong>de</strong>scubrimos<br />

esa ciencia, y junto con otros seis compañeros<br />

me propuse estudiarla en la Universidad <strong>de</strong> La Plata.<br />

Efectivamente era tan <strong>de</strong>sconocida en esa época que<br />

cuando <strong>de</strong>cíamos lo que estudiábamos, la gente no entendía.<br />

Como éramos becarios <strong>de</strong> YPF, teníamos la obligación<br />

<strong>de</strong> cursar rápido, por lo cual la carrera duró cinco<br />

años.<br />

¿Cómo funcionaban las becas <strong>de</strong> YPF? Las ofrecían<br />

a estudiantes <strong>de</strong> esas carreras porque la empresa<br />

necesitaba geólogos. Quería tener profesionales argentinos,<br />

en lo posible, porque todos eran alemanes,<br />

rusos o italianos. Fue una gran motivación para mí, podía<br />

pagarme los estudios en un momento familiar difícil<br />

en lo económico: mi padre había hecho un trabajo<br />

muy gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> puentes y caminos en la época <strong>de</strong><br />

(Hipólito) Yrigoyen durante tres años, sin cobrar un<br />

solo peso.<br />

¿Parte <strong>de</strong> esa beca incluía expediciones? Para mantenerla,<br />

YPF nos obligaba a seguir la carrera en poco tiempo.<br />

A mis $160 mensuales le agregaba $20 por cada curso<br />

<strong>de</strong> idioma realizado. Después <strong>de</strong> recibirnos nos mandaron<br />

a cada uno a distintos <strong>de</strong>stinos, y a mí me tocó Río Negro<br />

con algunos norteamericanos. En 1942 hice un estudio<br />

<strong>de</strong> Río Turbio para la explotación en la zona. Después <strong>de</strong><br />

un tiempo me pusieron como jefe <strong>de</strong> una comisión, porque<br />

ya había aprendido todo lo que me faltaba.<br />

¿Qué otros viajes llegaron? Más tar<strong>de</strong> me pasaron<br />

<strong>de</strong> la geología <strong>de</strong> exploración, que se realizaba en el<br />

campo, a Comodoro Rivadavia, que se hacía en el yacimiento.<br />

El trabajo era mucho más cómodo porque uno<br />

se instalaba en un lugar fijo. La primera etapa en esa<br />

labor fue <strong>de</strong> catorce años, hasta que fui trasladado a<br />

Buenos Aires <strong>de</strong>bido a alcanzar la máxima jerarquía: jefe<br />

inspector. Durante la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> (Arturo) Frondizi<br />

volvieron a darle a las compañías privadas áreas <strong>de</strong> explotación,<br />

y como pagaban el doble que las estatales,<br />

hubo un éxodo <strong>de</strong> especialistas. Yo también renuncié y<br />

recalé en una institución norteamericana. A YPF le surgió<br />

un problema: se le iba gente muy capacitada. Así que<br />

tomaron la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> volvernos a contratar, ascen<strong>de</strong>rnos<br />

y subirnos <strong>de</strong> escalafón. Volví a Comodoro Rivadavia,<br />

ya casado con Manuela, y a los dos años regresé a<br />

Buenos Aires, hasta mi jubilación como subgerente <strong>de</strong><br />

Minería y Geología <strong>de</strong> Explotación.<br />

¿Recuerda alguna anécdota <strong>de</strong> aquellos viajes?<br />

Hay muchas. Pero siempre comento el momento en el<br />

cual me transformé, sin saberlo, en un antecesor <strong>de</strong> Mc<br />

Giver, aquél personaje <strong>de</strong> la televisión que solucionaba<br />

todo con lo que tenía a mano. Yo integraba una comisión<br />

geológica junto con un geólogo, el chofer y el cocinero.<br />

Habíamos terminado un trabajo en la zona <strong>de</strong> la cordillera<br />

y teníamos que volver para la costa en Río Gallegos.<br />

Juntamos nuestras pertenencias -pilchas, colchas, ropa<br />

<strong>de</strong> cama- para atravesar una meseta llamada Pampa <strong>de</strong><br />

la Esperanza, don<strong>de</strong> había un hotel. Todo el camino hasta<br />

allí era <strong>de</strong>sierto, y encima, en medio <strong>de</strong>l viaje en la camioneta,<br />

se tapó el paso <strong>de</strong> la nafta al carburador. Lo<br />

que hacíamos siempre en esas situaciones era aflojar<br />

la tuerca <strong>de</strong>l caño que iba <strong>de</strong>l tanque al carburador, sacábamos<br />

ese caño, y con un inflador <strong>de</strong> mano soplábamos<br />

hasta que la basurita se <strong>de</strong>splazaba; volvíamos a<br />

conectar el caño y seguíamos viaje. Pero esa noche pasó<br />

otra cosa. Cuando el chofer, que era un muchacho muy<br />

joven, prendió la linterna para arreglarlo, <strong>de</strong>scubrió que<br />

tenía las pilas <strong>de</strong>scargadas. De todas formas, trató <strong>de</strong><br />

solucionar el tema sin luz. Cuando estaba soltando la<br />

tuerca rompió el caño <strong>de</strong> diez centímetros, y nos dimos<br />

cuenta que no teníamos ni siquiera un pedazo <strong>de</strong> manguera<br />

para reemplazarlo y seguir viaje. No nos quedó<br />

otra que meternos en la cabina <strong>de</strong> la camioneta y aguantar<br />

hasta que se hiciera <strong>de</strong> día. A la mañana siguiente<br />

nos <strong>de</strong>spertamos temprano, y justo vimos que por el camino<br />

venían dos caballos al galope. En ese momento<br />

fui testigo <strong>de</strong> un espectáculo que jamas había visto en<br />

mi vida: a pesar <strong>de</strong>l frío, esos caballos sudaban y<br />

las gotas se congelaban por la baja temperatura,<br />

cubriéndolos <strong>de</strong> puntos blancos. Volviendo a lo anterior,<br />

llamamos a los jinetes y les preguntamos dón<strong>de</strong><br />

había una estancia para conseguir un pedazo <strong>de</strong> manguera.<br />

Llegamos a una casa, pero no tenían. Entonces<br />

recordé que hace muchos años atrás, cuando era chico<br />

y no tenía taladro para perforar ma<strong>de</strong>ra, se me había ocurrido<br />

algo que daba un resultado extraordinario: calentar<br />

un clavo al rojo, tomarlo con una pinza y con él ha-<br />

I L U S T R E S C O N O C I D O S • 1 5 3

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