Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

¿Cómo definiría su obra? Yo diría que la sugestión de
lo concreto, en algunos casos, se puede poner al servicio
de una idea o de una abstracción. A veces, según mi estado
de ánimo me siento más aferrada a la tierra, y en otros
casos siento la necesidad del cielo y del espacio, porque
es bastante trágico lo que me rodea.
Hice una serie a la que titulé “Exclusión”, y también
otra que se llama “Fiesta en el geriátrico”, porque una
vez fui a una fiesta en un hogar de ancianos y me impresionó
muchísimo. Parecía una fiesta infantil, con elementos
de cotillón. Los ancianos tienen esa mirada al
infinito... En esa reunión eligieron a la reina de la fiesta,
y yo la pinté.
Y después están los trabajos que para algunos serán eróticos,
pero para mí son frontales, orgánicos. A mí me inspiran
mucho los poemas de mis amigos. Por ejemplo,
pinté un cuadro basado en un poema de Graciela Puente
sobre una pareja en la que ella es una gacela y él un
antílope.
¿Siempre sus trabajos surgen de una motivación
o de una situación que conoce? Sí. Mi pintura es de
denuncia y de compromiso. Pero después necesitás un
poco de aire. Cuando trabajé sobre los peces empetrolados
fue porque visité Punta Lara y observé los peces
en la playa que se debatían entre la vida y la muerte.
También ocurrió la casualidad que estando en Mar del
Plata fui al puerto, y aprendí cómo los pescadores tejían
sus redes. Me acerqué a conversar con ellos y me
dijeron que esas redes se llaman tramallos. De allí surgió
mi serie “Tramallos”.
Su marido (el escultor Alberto Balietti) era también
ciudadano ilustre de Morón ¿Cómo lo conoció?
Lo conocí cuando fui a tomar unas clases en el
Estímulo de Bellas Artes donde él era profesor. Fui su
alumna, y las cosas se dieron de tal manera que enseguida
nos casamos. Fuimos muy felices porque nos complementábamos
mucho. El eje de su vida era su obra y
su arte, y todo giraba alrededor de eso. Era una persona
de gran amor, muy bondadoso. Yo a veces pensaba que
él tenía que ser más egocéntrico.
De recién casados nos fuimos a vivir a Tucumán porque
fue convocado para organizar el departamento de arte
de la Universidad de esa ciudad. En ese momento yo ya
había concluído mis estudios en Bellas Artes, y estaba
trabajando como dibujante en la Casa de la Moneda.
Cuando llegamos me inscribí en los talleres que dictaba
Lino Enea Spilimbergo. Para mí significó un enriquecimiento
no sólo profesional sino humano, porque
era un tipo extraordinario.
¿Por qué se inclinó hacia el arte? Mi madre era muy
amante del arte y de todas las manifestaciones artísticas,
pero no las pudo desarrollar. Yo de chica me destacaba
en decorar los pizarrones de las escuelas, entonces
le decían a mamá que debía inscribirme en la Escuela de
Bellas Artes. Mi padre era griego, vino de muy joven escapando
del genocidio turco, y también le gustaba mucho
el arte, por lo cual no tuvimos ninguna traba, ningún
prejuicio. El prejuicio era de otros familiares, que al enterarse
dijeron “esta chica va a ir por mal camino, se va
a morir de hambre”. ¡Y encima me casé con un artista!
Hablemos de cuando se instalan en la ciudad de
Castelar. ¿Cómo experimentaron el cambio? Debido
al clima de Tucumán mi hija tuvo una pequeña infección
en el pulmón, y mi esposo dijo que viniéramos a Buenos
Aires. En esa época decían que la zona oeste de Buenos
Aires era “la Córdoba chica”. Estuvimos un tiempo en
Flores y luego compramos una casa que estaba entre
Victoria y Punta Chica, pero tuvimos que alejarnos del
río por la humedad. Entonces elegimos Castelar, y nos
establecimos aquí en 1962. En este barrio (Parque Ayerza)
había muy pocas casas y muchos baldíos. Primero compramos
un dúplex muy chiquito donde me instalé sola
con los chicos, porque a mi esposo lo nombraron jefe del
Departamento de Arte de la Universidad de Tucumán, y
se instaló ahí dos años. Luego mi marido necesitaba
hacer su estudio, y entonces compramos el terreno en
el que vivo ahora. Acá Alberto hizo obras de hasta 7
metros de altura. ¿Vos sabés lo que es sacar yeso hasta
de la cama? Al principio pensamos hacer la casa adelante
y el taller atrás, pero después económicamente
no pudimos, y le dimos prioridad al taller e hicimos en
la planta baja el estudio y arriba la vivienda. Nosotros
siempre hemos vivido por y para el arte.
¿Cuál fue su primer trabajo cuando se recibió como
profesora? Me recibí muy joven, y en ese momento no
podías dedicarte directamente a la docencia. Tenías que
tener una cuña tremenda o ser un genio. Entonces vi en
el diario un aviso de llamado a concurso para dibujo
gráfico. Se debían mandar trabajos a una casilla de correo.
Yo nunca había hecho dibujo gráfico. Los envíe y
I L U S T R E S C O N O C I D O S • 8 3