Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

namos nada porque nadie nos atendió. Pasaron cuatro
días hasta que nos tomaron la denuncia. Al
otro día fui a la iglesia que quedaba cerca de casa, donde
mis hijos habían colaborado. Le comencé a contar todo
al padre Antonio y le pedí hablar con monseñor
Raspanti, pero me mandó con un colaborador que me
trató mal y me gritó. Alfredito había tocando la guitarra
en esa parroquia, por eso me quedé sin palabras al
tener que retirarme sin ninguna ayuda. Después de algunos
años, el padre Antonio me pidió perdón al asumir
que con muchos feligreses no había actuado como
correspondía en ese momento.
Volviendo a esos días, me encontré con una señora en
Morón a quien le había pasado lo mismo. Tomamos un
colectivo y nos fuimos a Plaza Once. No sabíamos qué
hacer, y nos dedicamos a recorrer comisarías. Nos sentíamos
como dentro de una pesadilla en vida, de la cual
no podíamos despertarnos. Los chicos habían tenido una
vida maravillosa, y de repente encontrarme con esto
era demasiado.
¿Supo algo del destino que tuvieron? Sí, pude reconstruir
ciertas cosas. Un día de calor estaba en un acto
en el obelisco. Yo venía con dos jarras para darle jugo a
unos jóvenes, y en un momento siento que me tocan el
hombro. Era una chica que me dice: "yo fui compañera
de sus hijos, estuve detenida con ellos". Según ella, habían
estado en Campo de Mayo. Aparentemente después
liberaron a Selvita y a otra chica (la novia del hermano
de mi nuera), y las fusilaron. A Alfredo y su mujer
les pusieron una inyección, y después yo pienso que
los tiraron al agua. No los encontramos nunca. A mi
hija me la entregaron muerta.
Usted no sólo integra Madres de Plaza de Mayo,
sino que además promovió la Línea Fundadora, a
partir de lo cual se empezó con esta lucha. Eso
también la debe haber marcado… Sí. Conocí a otras
madres porque íbamos a los mismos lugares, recorriendo,
exigiendo, reclamando. Con una de las primeras que
entablé contacto fue María Adela Antokoletz, la esposa
de un embajador a quien le habían llevado a un hijo
médico. Lo que pasó luego con Madres es una historia
conocida, pero me gustaría destacar que además del pasado,
de lo que ocurrió con nuestros hijos, ponemos el
ojo en lo que va a venir, y en la gente joven, que es el
futuro de este país. Esa es una de las razones por las que
voy a los colegios. Me interesa que los chicos sepan
acerca de una historia nefasta, y que piensen en lo que
va a venir, y en que nada de eso se repita. Agradezco a
Morón por los actos de homenaje a Selva y Alfredo que
se hicieron en una plaza cerca de casa, donde ellos jugaban,
y en el Colegio Dorrego.
Es importante que los jóvenes sepan la verdad, porque
ellos tienen la forteleza de corregir lo que está mal.
Vida y obra. A partir de la desaparición de
sus hijos, Delicia comenzó a militar en Madres de
Plaza de Mayo - Línea Fundadora. Vive en Castelar
desde 1949, lugar donde un grupo armado irrumpió
y se llevó a su hija, Selva del Carmen Mopardo.
Luego, el mismo grupo se dirigió al domicilio de su
otro hijo, Alfredo Mopardo, quien se encontraba
junto a su esposa María Alicia Morcillo y a su
hermano Pablo Jorge Morcillo. Al poco tiempo
su hija apareció muerta. Los demás familiares fueron
secuestrados y permanecen desaparecidos.
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