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<strong>La</strong> <strong>voz</strong> <strong>ascendente</strong> - nº <strong>53</strong> Espéculo julio-diciembre <strong>2014</strong><br />

—Ahora hablamos de ti como luchadora, miembro en un partido político, de tu camino de<br />

lucha, ¿cómo puedes describir los obstáculos que pasaste y los objetivos que quieres<br />

conseguir?<br />

—Durante 30 años he trabajado con las mujeres, especialmente con las trabajadoras en las<br />

fábricas en los 60 y 70 del siglo pasado. Está claro que siempre la forma de tratar con los temas<br />

de las mujeres trabajadoras siempre venía desde arriba, sin formar una lucha desde la base.<br />

Simplemente porque la lucha para conseguir los derechos de la mujer siempre llegaba desde el<br />

régimen y no por lucha propia para cumplir sus objetivos. A lo largo del camino, nos hemos<br />

enfrentado al ataque integrista contra la mujer para que vuelva a la casa y los pensamientos<br />

radicales empezaron a extenderse desde aquel tiempo. Afortunadamente, muchas de nosotras<br />

hemos denunciado completamente esas ideas y hemos continuado nuestra lucha.<br />

Al mismo tiempo, los partidos políticos son muy débiles. No se encuentran en contacto directo<br />

con el pueblo. Han heredado, desde el régimen de Sadat y pasando por el de Mubarak, la<br />

incapacidad de establecer una fuerza política real. Por ejemplo, durante Sadat, su régimen ha<br />

encarcelado y perseguido a los activistas políticos, como en el partido socialista “Al Tagamu'”;<br />

hasta que la pertenencia a un partido político creaba terror a sus miembros. El partido perdía sus<br />

fuerzas por las continuas detenciones y mandar a prisión a sus seguidores. Pero durante la época<br />

de Mubarak, los partidos políticos estaban encogidos en sus sedes. El régimen de Mubarak ha<br />

impedido cualquier actividad política fuera de sus sedes y que estén en contacto efectivo con el<br />

pueblo. Para salir de este dilema y esta herencia tan pesada, está claro que los partidos tienen que<br />

reanimar sus esfuerzos. Ya es tiempo que los partidos políticos cívicos recarguen sus energías y<br />

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