La_voz_ascendente_Especulo_53_2014
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<strong>La</strong> <strong>voz</strong> <strong>ascendente</strong> - nº <strong>53</strong> Espéculo julio-diciembre <strong>2014</strong><br />
<strong>La</strong> virulencia de los ataques da cuenta del cambio tan grande que supone en la vida<br />
social y personal el estatus reivindicado por las mujeres, que se arriesgan al ostracismo<br />
y al ataque violento. Por esto la <strong>voz</strong> de las mujeres durante las revoluciones ha sido una<br />
<strong>voz</strong> que reclamaba el cambio político, pero también una <strong>voz</strong> de género que reivindicaba<br />
su nuevo papel en el cambio. <strong>La</strong> revolución debía ser también femenina. Para los que se<br />
oponían a esto, se trataba solo de un cambio de poder, no del papel de la mujer, que<br />
debía seguir obediente. Cambiaban los hombres que lo ejercían, pero no cambiaba la<br />
sumisión femenina que podía, como se ha señalado ya, verse aumentada por llegada de<br />
la visión patriarcal profunda del islamismo.<br />
<strong>La</strong> mujer jugó un papel importante en los procesos revolucionarios, de Túnez a Yemen,<br />
haciéndose visible en las calles y dejando oír su <strong>voz</strong>. Tras las caídas de los gobiernos<br />
respectivos, se pusieron en peligro los logros que penosamente se habían conseguido<br />
durante años, muchos de ellos remanentes del carácter laico de las primeras<br />
revoluciones sociales o de constituciones que pregonaban derechos sin demasiado<br />
convencimiento y sin alterar el estatus familiar, centro de la cuestión.<br />
<strong>La</strong> <strong>voz</strong> de las mujeres ha estallado en los procesos revolucionarios y sigue más allá: lo<br />
ha hecho como una <strong>voz</strong> popular que reivindica sus derechos y los de todos, frente a los<br />
que se limitaban a reclamar los suyos para que no se modifique el orden social existente.<br />
<strong>La</strong> perspectiva de género se ha trasladado a las manifestaciones culturales marcándolas<br />
de forma reivindicativa, conscientes de que cualquier expresión es individual, pero<br />
también colectiva, afecta a todas.<br />
Es en este contexto de lucha constante y de vigilancia de unos derechos que definir,<br />
ampliar y ejercer, en el que la actividad cultural adquiere su sentido. <strong>La</strong> mujer se hace<br />
visible y con ella sus deseos, acciones y visiones de presente y futuro. <strong>La</strong>s artes sirven<br />
para conquistar el protagonismo necesario para que tome consistencia, ante los ojos de<br />
todos, una figura nítida y real frente a los tópicos sociales y los estereotipos anteriores<br />
que reducían sus posibilidades de decirse socialmente.<br />
<strong>La</strong> <strong>voz</strong> <strong>ascendente</strong> es algo más que una metáfora. Trata de reflejar varios sentidos de ese<br />
ascenso. El primero de ellos es el de la visibilidad: el ascenso desde la oscuridad a la<br />
luz, un mayor protagonismo en calles y foros. En segundo lugar, se refiere también al<br />
aumento del volumen de esa <strong>voz</strong> en el plano reivindicativo de sus derechos y visiones<br />
del mundo. En tercer lugar, el ascenso recoge el carácter coral que va adquiriendo por<br />
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