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La_voz_ascendente_Especulo_53_2014

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<strong>La</strong> <strong>voz</strong> <strong>ascendente</strong> - nº <strong>53</strong> Espéculo julio-diciembre <strong>2014</strong><br />

sustitución del sistema patriarcal que los convierte a todos en hijos y somete doblemente<br />

a las mujeres.<br />

II<br />

Hay dos fenómenos esenciales para entender lo que ocurre en los países árabes. El<br />

primero se refiere a la apertura de las comunicaciones. Todavía recordamos las<br />

pancartas en las manifestaciones reivindicando el derecho a Facebook, Twitter o<br />

Google. Solo entendiendo el papel que las redes sociales tiene como espacio alternativo<br />

—un universo virtual— para el desarrollo de la creatividad y la libertad que implica<br />

pueden explicarse esas pancartas sacadas a la calle, esos grafitis en las paredes de las<br />

ciudades. ¿Qué extraña reivindicación era esa de Facebook, de Twitter?, pensarían los<br />

dictadores. Eran los espacios en los que podían hacer lo que resultaba imposible en las<br />

calles y plazas, manifestarse, pensar, intercambiar ideas, reírse retuiteando chistes sobre<br />

el poder y los poderosos.<br />

Como ya había señalado los teóricos de la sociedad digital y del papel de las redes<br />

sociales —a quienes los dictadores no leían, por supuesto—, una sociedad menos<br />

jerárquica, más horizontal, emergía del uso de las tecnologías de la información.<br />

Además de la posibilidad de la comunicación, del intercambio, se estaba acelerando la<br />

velocidad y aumentando el volumen de las discusiones. Los mecanismos habituales para<br />

impedir la manifestación del descontento —aislamiento y censura— dejaban de<br />

funcionar ante unos usuarios de redes sociales capaces de transmitir sus mensajes por<br />

miles en solo unos segundos, capaces de convocar manifestaciones multitudinarias con<br />

solo apretar un botón de sus teléfonos móviles o utilizarlos para colgar vídeos de las<br />

acciones policiales en YouTube. El empeño de los dirigentes autoritarios, de los<br />

dictadores, por poder controlar las redes sociales, por disponer de un botón con el que<br />

producir el apagón total de las comunicaciones, se ha convertido en un sueño. <strong>La</strong>s<br />

dictaduras se mantienen por su combinación de propaganda y silencio, es decir, por el<br />

monólogo. Sin embargo, el diálogo social era ya imposible de detener. No se puede<br />

silenciar a todo un país todo el tiempo. Al final se acaban encontrando soluciones para<br />

deshacer los bloqueos.<br />

<strong>La</strong>s redes sociales son espacios de creatividad y acción; engañan con su palabrería y su<br />

charla insustancial. En ellas cabe de todo y son unas herramientas poderosas para dar<br />

<strong>voz</strong> a la imaginación y al deseo, a la idea y a la iniciativa.<br />

Con ellas ya no es tan sencilla la creación de una <strong>voz</strong> única, como ocurría con los<br />

medios tradicionales, comparativamente mucho más fáciles de controlar mediante los<br />

profesionales adoctrinados a los que se les da <strong>voz</strong> o mediante el control físico de la<br />

emisión y distribución. <strong>La</strong>s redes sociales no son tan fáciles de controlar como los<br />

periódicos, editoriales, radios y televisiones. Es la primera vez que los regímenes<br />

autoritarios se dan cuenta de su poder.<br />

Este hecho del control social y político de las voces tiene una especial trascendencia en<br />

el caso de la cultura, no solo mediante la censura o la denegación del acceso a los<br />

medios, sino mediante su alcance restringido. Es importante entender las distancias<br />

culturales existentes, los abismos entre las clases sociales en cuanto a la cultura y su<br />

acceso para comprender la extensión que las redes han posibilitado a capas más amplias<br />

de la sociedad. Así adquiere sentido la afirmación de Sahar Talaat: todo estallará si se<br />

conectan las élites ilustradas con las bolsas de desheredados creadas por la desidia de<br />

los gobernantes.<br />

5

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