La_voz_ascendente_Especulo_53_2014
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<strong>La</strong> <strong>voz</strong> <strong>ascendente</strong> - nº <strong>53</strong> Espéculo julio-diciembre <strong>2014</strong><br />
además por el diálogo y la igualdad entre los sexos 33 . Asimismo, en las historias de <strong>La</strong>s<br />
mil y una noches que narraba Habiba, Sherezade reunía otras no menos importantes<br />
características. Por un lado, la de la maestra sufí que, sobreponiéndose al temor que el<br />
rey Shahriar despertaba en ella, lograba avivar con sus relatos el amor que permanecía<br />
aletargado en el corazón del soberano, gracias al cual éste abandonaba por fin la prisión<br />
que él mismo se había creado al encerrarse en el odio y la incomprensión hacia el otro<br />
sexo. Por otro lado, la princesa constituía también el símbolo de la universalidad del<br />
sufismo y de ese “genio islámico” que “hace caso omiso de las fronteras” y transforma<br />
el miedo en un estímulo para el diálogo y no para el uso de la fuerza 34 (Mernissi, 2001:<br />
55-63). De este modo, como las mismas mujeres de carne y hueso que la acompañaron a<br />
lo largo de su existencia, Sherezade personifica para Fatema la concepción de la mujer<br />
como agente civilizador que, gracias a la palabra y a su conocimiento empírico,<br />
emocional y empático de los seres humanos, “les hace caminar más deprisa y saltar más<br />
alto” (Mernissi, 2004: 21).<br />
Amparándose en cuanto Sherezade representa para ella, en sus ensayos historiográficos<br />
Mernissi ha criticado al feminismo que, a la manera del rey Shahriar, ve únicamente en<br />
el otro sexo a un enemigo. En su opinión, tales feministas parecen haber encontrado<br />
únicamente en la “guerra” el sentido a su existencia, sentido que, a juzgar por la “airada<br />
cólera” que manifiestan, difícilmente les permitirá alcanzar “la dicha de vivir en un<br />
mundo sin ansiedad” (Mernissi, 2004: 59-63). Así, Fatema piensa que, al haber<br />
interiorizado la dominación masculina que desestima los afectos o les resta<br />
trascendencia, tales feministas parecen dispuestas a organizar una revolución que,<br />
desgraciadamente, sólo podrá alumbrar un “desierto emocional” (Mernissi, 2004: 137).<br />
De esta manera, como las mujeres de su familia le recomendaron que hiciera, Mernissi<br />
nos insta a sacar a la luz “la magia interior” que “todos tenemos tejida en nuestros<br />
sueños”, pues, de lo contrario, es posible que nos sintamos “toda la vida desdichados,<br />
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tristes, torpes con los demás y también irritados” (Mernissi, 2004: 130). Por último, la<br />
Sherezade del Islam espiritual también simboliza el vínculo humano con la materia<br />
infinita, ya que, en la penumbra que la une finalmente al rey Shariar, los dos amantes<br />
33 Conviene recordar que Sherezade decide entregarse al rey Shahriar de Samarcanda para impedir que<br />
éste siga asesinando a las doncellas de la ciudad, en quienes hasta entonces había vengado el hecho de<br />
que su esposa lo hubiera engañado con un esclavo. De igual modo, en <strong>La</strong>s mil y una noches, Sherezade es<br />
presentada como una verdadera autoridad religiosa y cultural, cuya sabiduría abarca “grandes dosis de<br />
Historia, un dominio impresionante de los textos sagrados, del Corán, de la sharia y de sus diversas<br />
escuelas de interpretación” (Mernissi, 2001: 58-67). De esta manera, puede decirse que, en la tradición<br />
oral del Islam espiritual, la mujer, y Sherezade como símbolo de la misma, no está únicamente vinculada<br />
a la emocionalidad, sino que también encarna la cultura y la intelectualidad.<br />
34 En enero de 1944, en plena lucha por la independencia de Marruecos, Fatema Mernissi fue testigo de<br />
cómo los franceses asesinaron a decenas de fieles musulmanes en las calles de la Medina de su ciudad,<br />
donde, ataviados con su chilaba blanca ceremonial, éstos se habían concentrado para rezar como forma de<br />
protesta ante la negativa del Résident Géneral a concedérsela. Tras este hecho, la pequeña tuvo pesadillas<br />
durante meses e incluso fue llevada al santuario de Moulay Idriss para que los jerifes intercedieran ante<br />
Alá por ella. Es más que probable que esté trágico suceso, ocurrido cuando apenas contaba cuatro años de<br />
edad, haya contribuido a conformar su ideario pacifista y su antimilitarismo.<br />
35 En este sentido, para la historiadora marroquí, las fascinación que el califa abasida del siglo IX, Harún<br />
al–Rasid , ha despertado históricamente en la imaginación popular, se explica por ser éste el exponente de<br />
una serie de valores muy apreciados por el Islam espiritual, tales como el no tener miedo a reconocer la<br />
propia vulnerabilidad, la valoración de la diversidad, la búsqueda del equilibrio entre lo racional y lo<br />
emocional, la capacidad de luchar y, sobre todo, la de saber cómo dejar de hacerlo. Quizá por ello,<br />
muchas de las fábulas de <strong>La</strong>s mil y una noches se inspiran en la vida de esta califa, cuyo reinado, marcado<br />
por el esplendor, la riqueza y la prosperidad, es conocido como “Los días del banquete de bodas” en el<br />
mundo musulmán (Mernissi, 2001: 139-147).<br />
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